Cada vez se hace más evidente que Donald Trump es un hacedor de problemas, de promesas infundadas, más que un hacedor de paz en los dos conflictos más severos que se viven en el orden internacional, la guerra en Gaza, profundizada cruelmente debido a la necedad de Benjamin Netanyahu y de Hamas y la guerra de Rusia contra Ucrania que ya va en su tercer año y frente a la cual Trump no ha podido hacer absolutamente nada a pesar de todas sus habladurías al comienzo de su segunda gestión presidencial. La política exterior de Trump es caótica, carente totalmente de cordura y sentido estratégico. El actor racional que solía conducir las políticas exteriores de Estados Unidos hoy está, con Trump, por completo ausente y cuando este actor actúa, es errático, displicente y cínico. Un ejemplo muy representativo de las lagunas de Washington es la política hacia Rusia. Desde el principio de su mandato, Trump aventuró que resolvería el conflicto en tiempo breve. Hasta la fecha lo único que ha ha...
La reunión del G7 en Kananaskis, Alberta en Canadá la semana antepasada tuvo un mal final. Donald Trump, en un desplante típico de un déspota, anunció su retiro de la reunión antes de tiempo, arguyendo su necesidad de estar en Washington monitoreando la escalada del conflicto militar entre Israel e Irán. Yo soy de la opinión de que Trump se inventó este teatro para no afrontar las negociaciones comerciales (UE, México, Brasil, Japón) y de seguridad (Ucrania, Irán) que tendría con los liderazgos ahí presentes. Su irrespetuoso desplante a sus colegas de las siete potencias más ricas del planeta a los que dejó plantados, es un muy característico gesto de cobardía política que lo ha distinguido en sus relaciones internacionales, acerca de las cuales no parece tener ninguna idea estratégica clara de cómo afrontarlas. Prácticamente en todo se echa para atrás, después de crear una enorme expectativa que generalmente termina en caos. Tal es el caso del entendimiento sobre aranceles por abajo d...