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Mostrando entradas de 2020

Biden: la hoja de ruta, II

Las tareas del presidente electo, Joe Biden son inmensas e intensas. Después de haber sido capaz —luego de una campaña política audaz y sin rodeos— de quitarnos a Donald Trump de encima, ahora le toca, con el fin de lograr la recuperación completa de la credibilidad sistémica y democrática entre sus conciudadanos y aliados, de garantizar que no tendremos otro Trump en 2024 o 2028. O, mejor dicho, que en el mundo no volvamos a tener otro Trump, nunca. Y podamos confiar así, en que nuestra imperfecta democracia cumpla con las faenas de su remodelación tan urgente como esperada, por una ciudadanía ávida de respuestas y expectativas de democracia social, política y económica. Justamente esto último es lo que se canceló durante el oscuro período presidido por esa amorfia política llamada trumpismo. Derrocar al trumpismo ya fue, como hecho histórico, una victoria cultural operada por el sector más progresista del establishment, mientras el sector más reaccionario de éste y su brazo societal,

Biden: hoja de ruta I

Trump y su presidencia se ven tan moribundos como vigorosamente vivos. Esperemos que por breve tiempo. Después de todo, la narrativa del trumpismo es de muerte y resurrección. Así transcurrió cuando efectuó su mudanza de empresario fracasado a político actuante y mediocre, nada menos que desde la Casa Blanca. También así pasó cuando ingresó con covid-19 al hospital Naval Walter Reed por tres días y “se les apareció” resucitado a sus huestes, quienes ahora lo idolatran como renacido (con todas las implicaciones que esto tiene para el fanatismo evangélico). Cargada de ira, tal y como su jefe les ha enseñado, esta base política ha sido preparada para desplegar altos índices de paranoia, lo que le impide distinguir entre lo que pasó y lo que realmente pasó. De tal forma que el discurso del trumpismo sobre el supuesto fraude ha estado acompañado de una movilización poselectoral que amenaza con paralizar la transición de poderes en EU. El empeño de Trump es humillar y reducir a su mínimo a s

Tirano

Desde mucho antes de la elección estadunidense del 3 de noviembre, hasta ahora, en lo que va del proceso poselectoral, Donald Trump ha intentado mutilar el proceso democrático, en lo que se revela, según el New York Times, como la intentona de golpe bruto en contra de la democracia de Estados Unidos más grande y audaz que se conozca en toda la historia política de la presidencia de ese país. La tiranía de Trump se resiste a irse frente a los ojos azorados del mundo entero por el hecho inédito. Al momento de escribir estas líneas, Donald Trump y su principal y más rabioso secuaz, Rudy Giuliani, habían intentado, sin éxito, desmantelar y bloquear los resultados del estado de Georgia, los cuales favorecieron, como se esperaba, al presidente electo, Joe Biden (los demócratas no ganaban ese estado desde 1992). La certificación dada a Biden por su triunfo en este estado parece ser el precedente inicial para que, de una vez por todas, se termine con este golpe de Estado sin precedentes que el

You are fired! Goodbye, Narciso

El presidente Donald Trump se fue a jugar golf mientras la nación y el mundo recibían en vilo la noticia del triunfo de Joe Biden por la presidencia. Se trata de una reacción habitual, de desprecio en contra de los valores esenciales de la democracia. Trump actuó desde antes de noviembre 3 como un perdedor. Ahora se da el lujo de reunir a un ejército de abogados para desarrollar la trama que ya tenía planeada desde hace meses, toda vez que intuía que lo que seguía sería la derrota y el fin de su mandato. En esto, Trump sí estaba en lo correcto. Cuando ganó en 2016, ni se imaginaba que lo haría. Le cayó del cielo, gracias, en mucho, a las torpezas de Hillary Clinton. En esta ocasión la trama electoral cerró en forma muy similar a como ocurrió en 2016. Pero al revés. Biden le gano Wisconsin y Michigan. Y aunque Biden perdió en Florida, ganó los mismos estados que Trump le arrebató a Clinton y que le dieron la victoria. Pensilvania, Georgia, Nevada, Wisconsin y Arizona serán esta vez, en

Ganará Biden

La contienda presidencial en Estados Unidos entra en su recta final. A tan sólo nueve días de que las votaciones se lleven a cabo, Joe Biden, el candidato demócrata, aventaja al presidente Donald Trump con más de 10 puntos a nivel nacional y en forma importante en todos los estados bisagra definitorios para ganar la votación en el colegio electoral, la instancia última —deteriorada— y definitiva en la que se resuelve el resultado presidencial. Por ejemplo, y de acuerdo a encuestas promedio recabadas por Real Clear Politics (RCP), Biden está adelante en Wisconsin (4.6), Pensilvania (5.1), Florida (1.5), Minnesota (6.0), Arizona (2.4), Nevada (5.2) y Michigan (7.8), todos ellos estados estratégicos. Biden ha mantenido en forma constante esta ventaja desde marzo pasado, cuando se empezaba a perfilar el desastroso manejo de la pandemia por parte de Trump. Esta delantera del demócrata se antoja irreversible, toda vez que Trump ha hecho todo lo que está escrito en el libro para hundirse grad

El paciente cero

Así ha sido catalogado Donald Trump por los médicos especialistas. Significa que es el paciente desde el que se han originado todos los contagios de covid-19 de los más de 15 funcionarios y colaboradores cercanos en la Casa Blanca, registrados hasta ahora como víctimas del descuido y la negligencia del presidente. El paciente cero también se ha significado por ser el candidato cero, toda vez que en un periodo muy corto de tiempo se ha ido autoanulando en el espectro político. Se convirtió en el candidato presidencial que se propone ir hacia la reelección sin cuidar los protocolos fundamentales que ordena la etiqueta de la alta política de EU. Trump no sólo se infectó de covid-19 por negligencia, sino que también ha impuesto, en su calidad de jefe supremo del equipo médico que lo asiste, un diagnóstico sobre su estado que no corresponde a los estándares que el Centers for Disease Control and Prevention, agencia del Departamento de Salud que monitorea y protege la salud, impone a los con

Un alcalde en Palacio Nacional

El bochornoso discurso de AMLO en la ONU se ha convertido en la gota que derramó el vaso en lo que se refiere a los fiascos que este gobierno ha tenido en materia de política exterior. Nunca como ahora se había presentado la oportunidad para que el Presidente asumiera su estatura como jefe de Estado. En lugar de ello, optó por adoptar el discurso de un mal alcalde de algún municipio remoto y olvidado de la República. Ante la enorme incertidumbre multidimensional que vive el mundo, además de la crisis geopolítica que ya se está resintiendo, AMLO optó por una visión provinciana y banal de nuestro país y ajena al tema del caso, el mundo globalizado. Se trataba de celebrar el 75 aniversario de la ONU y dimensionar su gran importancia como el cuerpo encargado de mediar en los conflictos globales y afinar el estado de salud del orden internacional. También se trataba de poner en perspectiva el papel que México querría y podría jugar en el cambiante orden global; sobre todo en este momento en

El presidente enfermo

En esta columna hemos sostenido que Donald Trump es un hombre enfermo. Enfermo de ira y de mediocridad maligna. Acomplejado por su mediocre trayecto como empresario que, en el mejor de los casos, se ha dedicado a quebrar empresas y a ocultar sus finanzas personales, más que a conducirse como un visionario. Lo mismo ocurre en su accidentado devenir como estadista. La pobreza y vulgaridad de su gestión la reconocen en silencio hasta sus propios pares autócratas, como Vladimir Putin. En el medio de un desastroso manejo de la pandemia y de su obscena desfachatez al manejar las protestas raciales con enorme desaseo, este presidente apuesta por el juego sucio con tal de ganar la reelección. Paradójicamente, sus seguidores reconocen este juego sucio como un acto de reivindicación a su dignidad mancillada por el establishment político y de la cual Trump, supuestamente, los querría rescatar, tal y como lo afirma Thomas Friedman en su más reciente colaboración, Who can win America´s Politics of

Trump contra Trump

Trump siempre ha jugado para sí mismo. Así lo hizo como empresario (con éxito cuestionado) y así lo hace como el tierno político que es. Pero, esos sí, sin ningún atisbo de disciplina. El partido que usurpó y se dejó usurpar ahora le pide más visión, ideas y menos protagonismo personal, que fue la estrategia que usó cuando fue candidato y sorpresivamente presidente en 2016. El Trump de ese año y el que corre, parecen no diferenciarse. Se tocan íntimamente. El narcisismo del magnate, su muy probable línea roja, no lo deja divorciarse de ese sí mismo que él más ama y que día a día abona con un despotismo muy poco ilustrado. La Convención Republicana fue un popurrí. Por momentos uno se encontraba ante discursos y presencias que remitían al partido demócrata setentero de McGovern: afroestadunidenses, mujeres celebrando los 100 años del derecho al voto. Por el otro lado, una monja en celo por el trumpismo prolife, un policía rabioso en contra de los disturbios y no sus causas y más perlas d

Joe Biden y Kamala Harris: ¿Dream Team?

 Joe Biden, el muy seguro candidato del partido demócrata y puntero frente a Trump, acaba de seleccionar de entre un grupo de al menos seis aspirantes a la senadora por California, Kamala Harris, como su compañera de fórmula por la vicepresidencia de EU. Desde la selección de Richard Nixon y Lyndon B. Johnson por los presidenciables Dwight D. Eisenhower y John F. Kennedy quizá ninguna designación del candidato vicepresidencial había atraído tan enorme curiosidad entre la clase política y la población civil en EU, así como tampoco había requerido, por parte del nominado presidencial, un escrutinio tan estrecho. Las razones son varias. Biden ofreció nominar como vice a una mujer, algo sólo visto cuando Geraldine Ferraro fue nominada para el puesto por Walter Mondale o cuando John McCain postuló a Sarah Palin como su compañera de fórmula y ninguna ganó la elección junto a su mentor. Ahora resulta ser distinto. Interesante es ver que esta vez Harris sí puede ser artífice de triunfo para Bi

Las guerras de Trump

El desliz de Trump sobre el aplazamiento de las elecciones no sólo es una muestra más de su personalidad autoritaria y narcisista, también expresa el nulo conocimiento que este hombre tiene de la Constitución de su país. Sus biógrafos lo acusan de padecer de tendencias autodestructivas, delirantes y confrontacionistas (Fire and Fury, Fear, Everything Trump Touches Dies, Trump Revealed). El de Trump se caracteriza por ser un carácter explosivo y conflictivo, que explica sus guerras de lodo contra todo lo que se le oponga. Así empezó su presidencia (los mexicanos son violadores y asesinos) y así parece que está destinado a terminarla. No se vale de la política —no entiende de política, sino sólo de propaganda— como elemento o instrumento transformador, como vehículo de cambio o como factor de avance progresivo hacia la solución y consolidación de las mejores causas de la democracia política en casa y afuera. La anormalidad democrática que esto indica, y que se expresa en una política púb

Sin política exterior

Hay diferentes razones por las que se explica por qué un Estado carece de política exterior (PE). Una es, simplemente, no tenerla como resultado de los errores estratégicos que conllevan a una política internacional errática y confusa. Otra es la de apostar por error a objetivos que, también por una falta de visión estratégica, resultan ser, al final de todo, fallidos. En lo que más me interesa hacer énfasis es en el escenario en el cual existe una ausencia de política exterior, no por las dos razones arriba señaladas, sino como resultado de una abolición: de una decisión de Estado de tener una no política exterior. Tal es el caso de la PE del gobierno que encabeza López Obrador y de la cual se encarga Marcelo Ebrard. Y hay que decir que este fallo histórico tiene ya, y tendrá en el futuro cercano, implicaciones negativas para México, todo lo cual irá acompañado del aislamiento del país a actores e instituciones centrales para el interés nacional y, en consecuencia, de decisiones

Los dos reyes van desnudos

Uno de ellos (Trump) mucho más poderoso y tragicómico que el otro (AMLO), quien es, ciertamente, un líder subordinado al mandato del primero. Ambos con un impulso logorreico infumable y demagógico. Ambos con un grave récord destructivo de instituciones y alternativas democráticas. Ambos se caen requetebién y no se cuestionan sus excesos, que son muchos (¿qué ha dicho AMLO sobre el racismo de Trump?). Tanto en forma como en sustancia son, si no iguales, similares, casi simbióticos: aman el poder absoluto para, a partir de su detención, utilizarlo para destruir los arreglos fundamentales de la democracia que los parió, con el único fin de incrementar su eficacia autocrática. ¿Por qué AMLO va a Washington y por qué no debería ir a visitar a su amigo Trump? Pareciera que, o le tienen mucho respeto o bien, quieren que les haga un mandado, dada la incompetencia de Estado de ambos, que, sobre todo a México, llevará al barranco económico en el muy corto plazo: un favorcito, Mr. Trump, denos c

Cuidado con Biden

Según las más recientes encuestas y un reporte de Reuters, el exvicepresidente de Obama, Joe Biden, se ha situado en la carrera preelectoral estadunidense como el claro favorito por la elección presidencial contra Trump. Reuters calcula que Biden le lleva, más menos, 13 puntos de ventaja al polémico mandatario, hoy cada vez más mermado por las múltiples crisis que, debido a su torpeza política, afronta en el ámbito interno. La más reciente, el fallo de la Suprema Corte de Justicia de su país en contra del decreto de Trump contra los derechos que Obama les confirió a los Dreamers. Es sabido que Trump está en contra de la permanencia de ese segmento de población que ingresó a Estados Unidos de la mano de sus padres inmigrantes, cuando aún eran muy pequeños y quienes crecieron como un estadunidense más, con el arraigo a la cultura y a la sociedad de ese país. Se trata de cerca de 800 mil migrantes que se sienten y viven como estadunidenses. A este revés se suman los disturbios ca

Normalidad maligna y recesión democrática

Aunque la descomposición política en medio de la crisis sanitaria alcanza a varios confines del globo (incluido hoy México), la manera en cómo ha tocado a EU resulta alarmante. En cuestión de días el panorama sociopolítico se transformó, para mal, en prácticamente todo el país. Desde el brutal asesinato del afro estadunidense George Floyd, el 25 de mayo, a manos de un policía blanco racista, no han cesado las protestas de ciudadanos y grupos organizados de activistas, todos indignados por este rebrote de brutalidad policiaca. Y esto incluye al expresidente Barak Obama, quien el pasado martes tuvo una amplia reunión cibernética con múltiples activistas negros, a los que pidió su apoyo en contra del racismo. Desde el 27 de mayo, las protestas han llegado a más de 140 ciudades de 21 estados y el despliegue de la Guardia Nacional ha sido llevado a cabo en la mayoría de ellos, en alguna medida por la presión de Trump sobre los gobernadores. La triada de coronavirus, colapso económi

Los otros y nosotros

El populismo, soberanista y autocrático e incluso aidelológico, se vale de muchas muletas para sobrevivir a sí mismo. Es, básicamente, pragmático. Es un hecho que el éxito de la internacional populista se basa en la existencia de una masa multiclase salvajemente pauperizada por un capitalismo financiero de casino y hasta hoy imparable, y que ha sido desatinadamente acogido por el proceso globalizador. La globalización irracional provocó un proceso generalizado de inequidad económica y de oligarquización de la sociedades; también le quitó legitimidad a aquella y engendró un neonacionalismo excluyente y rudimentario que, por más que evidencie la crisis de la democracia, es inaceptable toda vez que es acompañado por liderazgos intolerantes, antipluralistas y potencialmente totalitarios que hacen descansar su narrativa en la exclusión de una otredad (lo ajeno, lo opuesto, lo disidente), la cual representa una anomalía a destruir, una amenaza al debate transformador democrático que

El COVID-19 y los liderazgos políticos

 Mientras el desparpajo en el manejo del COVID-19 se normaliza y se convierte, para mal, en el sentido común de algunos sectores de la población y el poder público, gracias en gran parte a la ayuda que ha proporcionado la estupidez estatal en las personas de Trump, AMLO, Bolsonaro o Boris Johnson, otros países han afrontado el desafío con gran entereza y eficacia. Ocho han sido los casos de más éxito en la lucha contra el coronavirus: Dinamarca, Islandia, Finlandia, Alemania, Noruega, Nueva Zelanda, Taiwán y Corea del Sur. Cinco son europeos y escandinavos, uno es de Oceanía y dos son asiáticos. Lo más interesante: de los ocho, sólo uno (Corea del Sur) no está gobernado por mujeres. El resto lo conducen lideresas con una sólida experiencia política y vocación científica quienes, además, han mostrado una visión estratégica notable y una gran astucia política al tomar decisiones con base en datos duros, proporcionados por los científicos. Según estadísticas de la Universidad Johns Ho

COVID-19: ¿ante un nuevo paradigma geopolítico?

Según como se aprecie, ya nada será igual, después de la pandemia provocada por el COVID-19. Desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, en Estados Unidos, no habíamos vivido una crisis internacional y local tan brutal, tan inimaginada por los actores estatales y societales y que opera en contra de las diversas formas de vida al interior de las naciones del mundo entero. El coronavirus nos atropelló a todos. Cómo lo dice una investigación reciente de la Universidad de Harvard, al referirse a lo social, este será un virus aún de muy largo plazo. Tendremos que mantener la sana distancia y todas las precauciones necesarias por un buen número de años. La inventiva y la construcción de la civilización, tal y como la conocemos, también provoca destrucción. Serán la ciencia y la política las responsables centrales de la evolución y resolución relativa que esto vaya a tener en décadas. Y del impacto que las soluciones ad hoc tengan en la vida política, social y económica de las naci

Estados Unidos: ¿regreso al centro?

Bernie Sanders se retiró de la contienda por la nominación presidencial del Partido Demócrata. El 8 de abril pasado Sanders así lo anunció y dejó a Joe Biden el camino abierto para convertirse en el rival de Trump y, si la suerte y el coronavirus lo dejan, probablemente se convertirá en el nuevo presidente estadunidense. Aunque aún no está muy claro si Sanders y Warren ­—las dos cabezas de playa de la izquierda demócrata— apoyarán a Biden, es muy probable que ésta no sea la misma historia que se vivió en 2016. Ese año, Hillary Clinton ganó la nominación demócrata y en un arranque de soberbia, ni Sanders ni Warren la apoyaron. Es muy probable que esto haya influido en el último minuto en su estrecha derrota frente a Trump en los llamados swing states (Michigan, Ohio, Missouri, Pensilvania). No obstante, en esta ocasión, el mismo retiro temprano de Sanders (impensable en 2016) es un indicador de su cambio de actitud y de visión estratégica frente a un objetivo que comparten todos los de

Sujeto de lástima y objeto de burla: ¡viva México!

Las malas decisiones de un gobierno se pagan caro, pero la frivolidad y la indolencia en la conducción del Estado frente a una crisis, pueden llevar consecuencias que atenten contra la seguridad nacional. Hay varias notas periodísticas, una del NYT y otra del periódico local de Zúrich, que se burlan del presidente mexicano. Se reporta en estos reportajes, algo que ya es sentido común mexicano: el Presidente de se burla de los mexicanos, de la comunidad internacional y provoca al público en general en el medio de una crisis de salud internacional sin precedente; se la ha pasado violentando todas las disposiciones preventivas y de precaución para detener los contagios por el COVID-19. No deja de provocar, cual chamaco pandillero de cuadra. Envalentonado, el Presidente, animó hasta hace algunos pocos días a grandes y chicos para que se abrazaran, se sobaran y se besaran. Hace pocos días declaró que él les diría a los mexicanos “cuándo” quedarse en casa y que en el inter, fueran p