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No se pudo 29/06/2011

El ciclo pendular, fin de sexenio igual a crisis bilateral, parece repetirse en el peor momento de la historia de inseguridad.

José Luis Valdés Ugalde*
                        La diplomacia es el cerebro del poder nacional.   
Si su visión es borrosa, su juicio defectuoso y su determinación
débil, todas las ventajas serán poco provechosas para la nación.
                                                           Hans J. Morgenthau

Dada la nueva narrativa estadunidense de cooperación y corresponsabilidad que se dio al inicio del gobierno de Obama y el contexto crítico en que se encuentra el estado de la seguridad en México desde 2008, se esperaba que la relación bilateral fuera una de construcción gradual de acuerdos y de cooperación y no, de nuevo, de distanciamiento o conflicto. Lamentablemente, con el tiempo hemos visto una creciente disfuncionalidad en este importante terreno de la política exterior. La relación entre México y Estados Unidos se ha estancado y es de temerse que de nuevo se haya perdido un sexenio para avanzar en la construcción de formas y mecanismos apropiados para fomentar una mayor y más estable gobernabilidad bilateral. El ciclo pendular, fin de sexenio igual a crisis bilateral, parece repetirse en el peor momento de la historia de inseguridad nacional y fronteriza. A esta crisis se suman una serie de conflictos novedosos y cíclicos, como la violación sistemática a los derechos de migrantes en México y la irrupción de otras 20 actividades ilícitas que gracias a la corrupción e impunidad rampante en el interior del aparato estatal, han permitido a la mafia mexicana y la transnacional imponerle un acecho al Estado nunca antes visto en la historia del país.

Para desgracia de muchos bien intencionados y comprometidos personeros, dentro y fuera de la SRE, que asumen que la estratégica relación con Washington tiene que ser fluida y sin accidentes, la diplomacia mexicana ha fracasado en presentar el caso mexicano ante EU como uno creíble y amortizable en el espacio mismo de los resultados exitosos que la guerra total contra el crimen organizado de Calderón no ha tenido, todo lo cual ha sido un mal signo para Washington. Uno hubiera pensado que se mostraría un mayor interés por afianzar lazos organizadamente con el gobierno de EU, que con Obama, por primera vez asumía claramente como propio el conflicto que nos acecha. El 16 de abril de 2009, Obama realizó su primera visita oficial a México, la primera a América Latina. En la víspera, EU anunciaba que “la parada en México [tenía] la intención de dar un mensaje de admiración por los valerosos pasos que ha tomado el presidente Calderón”. Lo cierto es que, después de ése y de posteriores encuentros, satanización de Estado en contra de Pascual incluida, todo se derrumbó. México no correspondió por culpa de una percepción presidencial equivocada por maniquea (y que nadie de su círculo se ha atrevido a cuestionar) sobre lo que debería ser la corresponsabilidad de EU. La última evidencia de este despropósito se dio durante la celebración de la Cumbre de Apoyo a la Estrategia de Seguridad de Centroamérica, en Guatemala, en donde Clinton mandó señales inequívocas de decepción por el fracaso institucional mesoamericano: sólo 300 millones de dólares de apoyo y una exigencia de que sean los ricos de la región los que paguen la guerra contra el crimen. El presidente Calderón protestó y rechazó “la caridad” de los países consumidores y les exigió un monto similar a lo que ganan los cárteles en EU: ¡35 mil millones! ¿Una desproporción sintáctica, semántica? No necesariamente, si atendemos al tono antidiplomático (cuando no chovinista) y poco realista al que ya recurría el candidato Calderón y que a mi parecer ha permeado su actuación como Presidente frente a EU. En el ya lejano mayo de 2006, advertía: “… yo les digo a los americanos... No gasten tontamente su dinero en muros que de todos modos nos vamos a brincar”. Ya desde entonces se advertía que en ese tono no se podría convencer fácilmente al vecino y socio hoy en declive de la bondad de la causa mexicana. El tono nunca cambió. Lástima, no se pudo.

        Analista político. Investigador y profesor de la UNAM
            Twitter: @JLValdesUgalde

http://excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=709307

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