A Miguel Ugalde González, con nuestra devoción
El país de cabeza. No obstante el optimismo de la tecnocracia intelectual y política que le ha dado por lo copérnica y nos intenta convencer de que México, “sin embargo se mueve”: aquí no es Ruanda ni Somalia, hay calles con asfalto y drenaje profundo, ¡qué alivio! Y uno le busca con afán y no está claro ni luminoso el presente y futuro cercanos. Muchos vacíos, silencios impotentes e insufrible medianía por todas partes. Siendo la economía la única y última carta relativamente fuerte del gobierno, la gente de este país hoy se sume en la desconfianza electoral con miras al 2012. El IFE mocho e impotente frente a una clase política estancada. Más de 25 mil muertos en el haber de este régimen aventurero. El espíritu dialogante originario del demócrata Felipe Calderón por los suelos: ya le cuesta aceptar sus pasivos frente a los pedazos de sociedad civil agraviada y víctima de su guerra, desmentida hace no mucho por él mismo. Sociedad civil que, aunque creativa y movilizada, está lamentablemente desarticulada: Sicilia y su provisional multitud, que ya ha tocado puertas de más (el SME es inaceptable como interlocutor de cualquier demócrata que se precie), es ahora censurada por el Presidente.
La gramática demócrata es asaltada por la sinrazón de las rémoras prepotentes del viejo régimen, que hoy celebran, apoyándose en la desarticulación institucional generalizada de la clase política y en el colmo del desparpajo post autoritario, la anti reforma política: “¡viva la no reelección!”, aclaman, en pleno despertar del siglo XXI mexicano. El presidente buceando en los mares mexicanos y vendiendo alegremente a las agencias de turismo transnacional híper elitistas el sueño dorado de la industria sin chimeneas. Mientras tanto, ENLACE nos muestra que la deficiencia terminal en el sistema escolar privado es de más del 70% (el SNTE no es sólo un peligro para la educación pública). También tenemos que nuestros activos en Ciencia y Tecnología están por los suelos. En este tema Pascal Beltrán del Río lo escribe muy bien en su magnífico artículo, Inmovilismo (Excelsior, 2 de 0ctube de 2011): la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual nos informa que el número de patentes concedidas a México entre 1996 y 2008 ha variado de 116 a 197, infinitamente inferior al de España (que pasó de 736 a 2 032), o Corea del Sur (de 8 321 a 61 mil 115). Es para dejar atónito a cualquiera la incapacidad de asombro que estas cifras causan y que nos conducen directamente a la anti modernidad. ¿Por qué la construcción de un proyecto de país de avanzada es impedida por los barones de esta clase política tiránica y caciquil que domina el firmamento de la política nacional? ¿Por qué este estado arcaico y de escasez creativa funcional? ¿Tendrá que seguir siendo un shock nuestra entrada a la modernidad?
En estos malos momentos, hoy se celebra un prestigioso premio para México: el Emmy a Presunto culpable por mejor documental de periodismo de investigación. El testimonio denuncia la corrupción endémica del sistema judicial y penal que usa a Toño como chivo expiatorio. El laureado trabajo de los autores, a quienes felicito, es una fresca evidencia de la decadencia inequívoca de tal sistema, cuya reforma es urgente. Por otro lado, es lamentable también que un producto artístico sobre tema tan lamentable sea parte de nuestros orgullos, toda vez que para propios y extraños, es su contenido también un motivo de vergüenza, que se refuerza aún más por la decisión de ratificar al Juez Héctor Palomares, responsable de la doblemente injusta condena, por otros seis años al frente de su pequeño y vergonzoso coto de poder. El despropósito institucional que domina la vida nacional desafía los límites de la tolerancia social que no está claro hasta dónde podrá llegar.
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