El Partido Demócrata ha construido una organización de base más amplia que la del Republicano.
A una semana de la elección estadunidense tenemos una contienda cerrada y, hasta el momento, aparentemente en empate técnico. La pregunta es si ésta será la tendencia dominante en esta semana. La interrogante es pertinente toda vez que, de tan cerrado que se encuentra el proceso, una vez que se abra, quizás gracias al voto adelantado que muchos están ya emitiendo y al emergente que ha sido ignorado por las encuestas como es el caso del latino, esto muy bien puede darnos indicios de un resultado probablemente más abierto que el que se presagia en estos momentos y también posiblemente a favor de Obama. David Axelrod, principal estratega electoral de Obama, lo ha dicho así: “No quiero ser ambiguo acerca de esto. Estamos ganando esta campaña. Lo digo, no con base en alguna fe mística. Lo basamos en información fría y dura de acuerdo a quien ha votado hasta ahora y en las encuestas estado por estado”.
Y es que los partidos, más allá de la retórica, tienen un pulso de la elección más que preciso, para bien o para mal. No obstante, los hombres del presidente, a diferencia de los del Partido Republicano (PR) han estudiado la arena electoral muy cuidadosamente desde 2008, previendo que un final cerrado podría presentarse en 2012. El Partido Demócrata (PD) ha construido una organización de base más amplia que la del PR. Prueba de esto es que, por ejemplo, en Florida, han logrado registrar como votantes a medio millón de personas más que el PR y 125 mil más en Nevada, sólo por mencionar dos de los estados denominados swing states. Esto le daría al PD una ventaja importante cuando intenten convencer a los indecisos o escépticos de que salgan a votar y, que además, lo hagan por ellos. El PR está basando su fuerza movilizadora en el poder de ciertas iglesias, grupos de la empresa privada y batallones de ultras del Tea Party. Y no precisamente para sacar a votar a una base social propia que, a diferencia del PD, no tiene, sino, por el contrario, sus esfuerzos se están concentrando en desincentivar al votante potencialmente demócrata para que no acuda a las urnas. La vieja historia de la mutación distrital en los cotos republicanos está ciertamente encaminada a sacar del padrón (y de las filas) a tantos latinos, afroestadunidenses, jóvenes y mujeres identificados con el PD como sea posible. Acerca de estos impulsos antidemocráticos del PR, está lleno de testimonios escritos y verbales que son hoy de circulación nacional en EU, y a los cuales nos hemos referido en esta columna en repetidas ocasiones. De este tamaño es la complejidad de la democracia estadunidense.
En todo caso, será fundamental mantener bajo observación cómo se mueva el voto en nueve estados: Nevada, Pensilvania, Ohio, Florida, Virginia, New Hampshire, Colorado, Iowa y North Carolina. Estos estados, que en total cuentan por 120 votos electorales, son cuantitativa y cualitativamente de gran significado en la elección. Principalmente Ohio y Florida, sin alguno de los cuales ninguno de los dos contendientes podría ser elegido. En cinco de estos estados Obama se sitúa hasta ahora, más allá de los votos que le otorgan los estados seguros (201), reuniendo 54 votos electorales más. Romney aventaja en dos y puede obtener 44 votos más de los seguros (191) para su causa. Otros dos (Virginia y Colorado) totalizan 22 votos y están empatados. En realidad Obama va arriba en los estados oscilantes y por ahora tiene también la ventaja de estar arriba en tres más: Michigan (16), Minnesota (diez) y Wisconsin (diez), en total 36 votos electorales, todo lo cual le daría (aunque perdiera Florida) la cifra mágica de 270, siempre que ganara Ohio. Esta aritmética podría estar dándole el triunfo a Obama el 6 de noviembre y también la razón aThe New York Times y el Washington Post los dos diarios de mayor importancia a nivel nacional que han respaldado su reelección y que sostienen que, ante los antecedentes de un Romney oscilante y secuestrado por el Tea Party, Obama es el mejor posicionado para atender las urgencias económicas, sociales y externas, las cuales requieren “la prudencia” probada del demócrata y no “el extremismo” temerario del republicano.
2012-10-31
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