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La victoria de Obama: las lecciones y el alivio

El presidente Obama ganó merecidamente la reelección y con esto derrotó a los agoreros que anunciaban con saña la inevitabilidad de un empate con Romney, quien fue identificado por la mayoría de los votantes como un profesional de las inversiones “offshore”, un político de perfil ideológico incierto y sin autoridad moral para hablar de economía del crecimiento y la distribución (en la que no cree). Obama gobernará hasta 2016 y tendrá enfrente grandes retos y posibilidades, entre los que se encuentran el “precipicio fiscal” que, de no arreglarse, sumiría a EU y al resto del mundo ante un peligro económico y financiero de dimensiones incomparables. También habrá de conducir una agenda social, incluida una reforma migratoria que su público está esperando ansiosamente. Crecimiento y empleo serán en gran medida consecuencia de lograr los consensos con la oposición republicana, mayoritaria en la Cámara baja con 234 diputados frente a 195 demócratas y, por último, la estabilidad global será prerrogativa de sus poderes presidenciales, favorecidos por su mayoría en el Senado (55-45) y de la cual penderá en buena medida la solución a complejos conflictos internacionales que pondrán a prueba su estrategia de política exterior enraizada en las interesantes ideas del poder inteligente.
 
¿Pero qué lecciones nos deja esta elección? Primeramente está la capacidad organizativa que demostró la campaña demócrata. Los voluntarios y los activistas fueron capaces de llevar a las urnas, en condiciones muchas veces adversas, a votantes que favorecían su causa, y provocar así una participación de latinos, afroestadunidenses, mujeres y jóvenes en proporciones muy singulares. Sólo para ejemplificar, diremos que el triunfo de Obama en Florida por segunda ocasión, demuestra que el peso de estas minorías, pero principalmente la latina, fue nodal para superar todo pronóstico. Tal es el caso también de Colorado, que ganó Obama por cinco puntos. La demostración de profesionalismo y madurez que dieron las bases demócratas serán un precedente para las elecciones intermedias en dos años y las presidenciales en 2016. Esta primera lección reafirma lo ya señalado: Obama ganó por tres puntos de diferencia muy a pesar de los que forzaban un empate mediático para desincentivar a las bases obamistas; se observaron largas filas de votantes que esperaron por horas para emitir el voto y además Obama ganó los llamados battlegrand states. Todo un logro.
 
En esta campaña emergió lo que llamaría “la trampa demográfica” que aplastó las posibilidades republicanas y favoreció a los demócratas. Me refiero al porcentaje de latinos, afroestadunidenses, mujeres y otros que votaron por el demócrata, dándole con esto la victoria. Según datos de The New York Times y de USA Today los porcentajes son: 69% de latinos, 93% de afroestadunidenses, 55% de mujeres y 74% de asiáticos. En cambio, los republicanos obtuvieron 52% de voto masculino y 58% de voto blanco. De acuerdo a las mismas fuentes se calcula que los demócratas tendrán en las dos cámaras legislativas una presencia de 50% de blancos y 50% distribuidos entre estas minorías, incluida una senadora lesbiana. Los republicanos, sin embargo, tendrán una representación legislativa con 90% de blancos. Parece ser que el Partido Republicano (PR) ha pasado de noche frente al arcoíris étnico-demográfico que divide a EU. Si la demografía mató los casi mil millones de dólares gastados por Romney, otra lección es el costo que éste hubo de pagar debido a los excesos reaccionarios del PR. El extremismo del Tea Party le costó caro a la credibilidad de la candidatura presidencial de este partido, así como a dos de sus candidatos más singulares, que sólo meses atrás superaban a sus contrincantes demócratas. Me refiero a Todd Akin de Missouri, que fue derrotado por Claire McCaskill, después de aquella declaración misógina según la cual una “violación legítima” evitaba el embarazo; y a Richard Mourdock, quien se perdió al llegar al Senado luego de afirmar que la violación era “voluntad de Dios”. Vale recordarles a los lectores que enseguida su equipo de campaña procedió a disculparse, no con las mujeres, sino con Dios, si acaso se había interpretado que Dios estaba del lado de los violadores. Se trata de dos perlas invaluables para ilustrar lo que muchos sienten como una gran sensación de alivio de que el PR no haya ganado la elección. Seguiremos.
*Investigador y profesor de la UNAM
Twitter: @JLValdesUgalde
2012-11-14 03:51:00

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