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Espionaje, impotencia y conveniencia


El affaire Snowden y antes las filtraciones de WikyLeaks han confirmado que cuando de balance de poder global se trata nadie se mueve en falso si no, no sale en la foto. Y esto incluye a todos aquellos, aliados o no, que tienen que ver con el actor central en quien se depositan las mayores responsabilidades de las filtraciones de marras: Estados Unidos. Y todo esto ocurre a pesar del proceso de declive que Washington confronta en las relaciones internacionales, que se ha agudizado desde el 11 de septiembre de 2001 y la consecuente legislación antiterrorista impuesta en todo el mundo por EU y sus aliados

            Lo que sabemos hasta ahora desde que Julian Assange filtrara los documentos sobre Afganistán e Irak que le entregó el cabo Manning, es que EU espió a todos. Es más, sabemos que también tiene un programa de espionaje llamado el club de los "cinco ojos" en donde se agrupa el equipo "anglo", a saber, Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Nueva Zelanda y Australia. O sea, Washington armó un dream team de espionaje que abarca nada menos que a América, Europa y Oceanía;  y de aquí a Asia, y particularmente a China, sólo hay un paso. La privacidad del mundo entero, sociedades y gobiernos, quedó más que nunca a la deriva y expuesta a la voluntad, no sólo de Washington, sino también de aquellos, que desde los tiempos de la Guerra Fría, se las ingeniaron para apuntalar su tecnología y recursos para obtener información de inteligencia. Los frentes ya no son sólo los militares, sino también los económicos, políticos y tecnológicos. Es decir, se trata de todo el espectro social, político y económico que incumbe a la estrategia de los estados en la esfera global. Desde la segunda posguerra y especialmente en los duros tiempos de la Guerra Fría la colaboración con EU fue total, sobre todo desde el sector alemán controlado por Washington, Londres y Paris y en alianza estrecha con Bonn. La instalación de bases, túneles, radares y toda la parafernalia de argucias pensables para espiar a los alemanes del este y su aliado soviético fue vasta, e incluso, tema de grandes novelas sobre el Berlín de entonces, como The Innocent de Ian Mc.Ewan. Desde entonces nace una relación de parte de los aliados con EU de amor y odio y desde luego de conveniencia mutua. Quizás con la única excepción del Reino Unido, franceses y alemanes por igual, miraban con reserva y tolerancia a su aliado estadunidense. Lo dejaban hacer pero también lo despreciaban y cuestionaban, a veces abiertamente.

            Hoy las cosas son diferentes. Existen cámaras de observación en el espacio, en las carreteras, calles, comercios y localidades de toda ciudad que se precie. Al grado de que ya existen leyes en contra de las fotografías en vías de circulación, como en Austria que pena con diez mil euros a los conductores que lo hagan. No obstante, nadie escapa al hecho de que el espionaje se realiza en nombre de la seguridad global, tal y como lo sostiene EU y los hoy aliados observados. En Europa y en particular, en Alemania, la señora Merkel no dejará de protestar por el espionaje en su contra. Es lo que su clientela quiere y la apoyará incluso si baja la guardia, que es lo que ocurrirá. Su dilema radica en que si "castiga" a Washington, por ejemplo suspendiendo pláticas sobre el área transatlántica libre de impuestos, castigará a toda Europa y a la misma Alemania con altos costos en desempleo y prosperidad; si cuestiona la preeminencia militar de EU expondrá a Berlín, dada su reticencia a liderar militar o políticamente la región, lo cual Putin, anfitrión de Snowden, estaría esperando con brazos abiertos a fin de capitalizar una potencial división entre Europa (y de esta, Alemania, como su rotor central) y Washington. O sea, ni Merkel ni los franceses (que ya bajaron el tono), u otro aliado europeo importante de EU, hará movimiento alguno, salvo quizás negociar la discreción y elegancia que Washington ha sido incapaz de mostrar en su afán por inmiscuirse en la vida de los demás, y cuyo principal propósito es el de recuperar el control perdido en los asuntos globales. Ni la separación ni el divorcio con EU están en el panorama de opciones de nadie por este motivo. Así es la vida en este mundo plagado de adversidades.

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