Ir al contenido principal

EU: el Estado sin cabeza

He sostenido en este espacio que el prinicpal reto que Donald Trump tenía era el de dejar de ser el candidato estruendoso, agresivo, colérico y convertirse en un actor político cuyo proceder estuviera a la altura de la alta investidura que es la jefatura del Estado.

22 de Enero de 2017
Después de escuchar y leer su discurso de toma de posesión no creo equivocarme, desafortunadamente, al augurar que Trump seguirá en la línea de provocación que lo ha caracterizado. De entre todas las tareas en las que Trump ha sido eficaz, la de provocar e infundir el miedo a sus contrapartes es quizá la más sobresaliente.
El discurso de toma de posesión no se apartó de esta línea de trabajo que Trump ha acometido con cuidado, pero con poca delicadeza desde que compitió con éxito por la Presidencia. En lugar de reivindicar su mote de campaña, “EU primero”, invitando al resto de las naciones a acompañarlo en hacerlo como parte de un esfuerzo compartido, optó por parapetarse en el discurso divisivo y paranoicamente aislacionista que lo ha caracterizado desde siempre y refugiarse únicamente en el minoritario ámbito de su base electoral, ignorando a aquella que no votó por él en forma apabullante (casi tres millones más).
Ya desde antes del discurso de toma de protesta, Trump había arremetido en contra de China, aun ante el riesgo de la confrontación, se había pronunciado contra la OTAN, había menospreciado a Angela Merkel y había amenazado a México en un tono francamente colonialista. Lo destacable de su discurso es que, ignorando las dimensiones de lo que son las economías abiertas en el marco de una globalización ciertamente inequitativa y maltrecha, acusó a los culpables de siempre de haber robado las riquezas y los empleos estadunidenses, haciendo caso omiso de que la tasa de desocupación que le hereda Obama es una de las más bajas de la historia. En este tenor, Trump parece creerse en serio que EU es una nación abusada, explotada, ninguneada por aquellos (China, México, la UE, la OTAN, la ONU) que son parte del conjunto del sistema internacional. El tono de esta queja permite suponer que Trump no pretende sumar sino restar. Si sus alianzas internacionales se concentraran en Rusia e Israel (y cumple su absurda promesa de apoyar la mudanza de la capital israelí a Jerusalén) es muy factible pensar que los próximos años serán de tensión y no de distensión con todos los riesgos implícitos que esto tiene para la paz y la seguridad mundiales. En el ámbito global, como en el interno también, dado el vacío popular que observamos en el mall durante su toma de posesión y las protestas generalizadas que se han suscitado, no se observa en Trump al jefe de Estado responsable, sereno y prudente que se estaría esperando con ansias en EU y el mundo después del annus horribilis 2016 que creíamos haber dejado atrás.
Ciertamente, la ceremonia republicana de transición de poder cumplió, aunque a medias, con la “cadencia poética y suave sensibilidad” que sus organizadores se propusieron. No obstante, lo que parece iniciar con el cumplimiento estricto de la etiqueta democrática que caracteriza al proceso político estadunidense, los desplantes del magnate, atronadores, egocéntricos y masivos dejan mucho que desear con miras a la estabilidad de la gobernabilidad en EU. En efecto, Trump inicia su mandato con 40% de aceptación, con el rechazo de los movimientos feminista, homosexual, latino y afroestadunidense, que el sábado participaron en una marcha masiva convocada por el primero; en suma, Trump ocupa la Presidencia con una legitimidad puesta en duda por amplios sectores de la sociedad y de la clase política. Ante el riesgo potencial que esto representa para la estabilidad de su mandato, la lógica llamaría a la cautela. Pues no, Trump volvió a ser Trump, y en su ofuscación lanzó un agrio discurso en contra del establishment, del libre comercio y de sus antecesores. Triste comienzo y mal presagio para el futuro de la gobernanza de Estado y de los equilibrios globales.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La gallina de Stalin y el niño flojo

Dícese de Josef Stalin que en una de sus reuniones mandó pedir una gallina. En cuanto se la trajeron la tomó del cogote con una mano y con la otra empezó a desplumarla (no se sabe en qué lado quedó la mano maltrecha). La gallina, desesperada por el dolor, intentó liberarse sin éxito. Stalin la tenía fuertemente sujetada. Al final, la gallina quedó por completo desplumada 06 de Agosto de 2017 Después de esto, se dirigió a sus ayudantes y les dijo: “Ahora queden atentos a lo que va a suceder”. Stalin puso a la gallina en el piso y empezó a caminar, al tiempo que le arrojaba granos de trigo. La gallina, adolorida y sangrante a más no poder, perseguía a Stalin e intentaba repetidamente agarrar su pantalón, mientras éste continuaba tirándole el trigo. El caso es que la gallina no paraba de perseguirlo. Ante la asombrada reacción de sus colaboradores, cuenta la anécdota, Stalin les dice: “Así de fácil se gobierna a los estúpidos. ¿Vieron cómo me persiguió la gallina? Así es la mayoría d...

Las redadas y las lecciones

Las redadas contra la población migrante en Estados Unidos van en aumento y se han radicalizado. En ningún país aliado de EU se han tomado medidas punitivas como estas. Estas medidas represivas se hacen con dolo y sin respetar los derechos humanos de las personas, quedando atrapadas en esta laberíntica tarea, incluso personas que radican legalmente en Estados Unidos. Está más que visto que el presidente Trump gobierna con un claro prejuicio en contra de los migrantes que provienen del sur del continente, particularmente de México. Su discurso (“son unos animales”, así se refirió a los manifestantes de Los Angeles) es racista, xenófobo y discriminatorio, y responde a las directrices del supremacismo blanco, que con él ha fortalecido sus posiciones en el espectro socio político estadunidense: los migrantes son invasores extranjeros, es la consigna. Esta visión distorsionada de la migración ha hecho que el gobierno de Trump se vuelva represivo y autoritario. Al tiempo que ha obligado a la...

De la prepotencia al desprecio

La reunión del G7 en Kananaskis, Alberta en Canadá la semana antepasada tuvo un mal final. Donald Trump, en un desplante típico de un déspota, anunció su retiro de la reunión antes de tiempo, arguyendo su necesidad de estar en Washington monitoreando la escalada del conflicto militar entre Israel e Irán. Yo soy de la opinión de que Trump se inventó este teatro para no afrontar las negociaciones comerciales (UE, México, Brasil, Japón) y de seguridad (Ucrania, Irán) que tendría con los liderazgos ahí presentes. Su irrespetuoso desplante a sus colegas de las siete potencias más ricas del planeta a los que dejó plantados, es un muy característico gesto de cobardía política que lo ha distinguido en sus relaciones internacionales, acerca de las cuales no parece tener ninguna idea estratégica clara de cómo afrontarlas. Prácticamente en todo se echa para atrás, después de crear una enorme expectativa que generalmente termina en caos. Tal es el caso del entendimiento sobre aranceles por abajo d...