Ir al contenido principal

TrumPutinismo caótico

El general Michael Flynn, asesor en jefe del Consejo de Seguridad Nacional y máxima voz en la Casa Blanca sobre el tema, tuvo que renunciar por la supuesta exigencia del magnate. Lo hizo por la misma razón por la que lo corrió Obama de la Agencia de Inteligencia para la Defensa: por su mitomanía y propensión a sostener teoría conspirativas, siendo una de ellas aquella de que Obama era un "yihadista" que "lavaba dinero" pata los terroristas musulmanes; una perla muy al estilo de las que suelta su propio jefe en forma permanente.

19 de Febrero de 2017

Esta vez, sin embargo, su desgracia fue consecuencia de su participación en la muy temida conexión rusa que el equipo de Trump inició antes de ser electo. Más aún, ya siendo Trump presidente electo, Flynn, conversó con el embajador ruso en EU sobre la posibilidad de levantar las sanciones que Obama le impuso a Moscú como consecuencia de las acciones conspirativas de Rusia en contra del proceso electoral. Y sobre esto mintió al vicepresidente Pence y quizá al propio FBI, que está a cargo de la investigación. ¿Será posible pensar que Trump y su grupo compacto de campaña, ahora en la Casa Blanca, hayan cometido traición a la patria al aceptar que un gobierno extranjero emprendiera un complot contra el sistema político de EU? ¿Ordenó Trump que se emprendieran estos contactos antes de ser Presidente? ¿Sabía Trump que Flynn mentía? Todas éstas son preguntas que están ya rondando las puertas del poder y que parecen provenir desde todos los ámbitos de la política partidista, la prensa, el aparato de seguridad y amplios sectores de la sociedad que temen que esta alianza TrumPutinista comprometa la gobernanza de EU en el corto plazo.
De las respuestas que arrojen las investigaciones ya emprendidas en diversas instancias acerca de la conexión rusa, se verá hasta dónde la violación de la norma constitucional por Trump merecerá el proceso de destitución (impeachment) que ya empieza a mencionarse en esta muy temprana hora de su gobierno. La de Trump es la Presidencia que más rápido (ocho días) logró una desaprobación del orden del 50%, todo un récord en la política presidencial; sólo para contrastar con cinco de sus antecesores: para llegar a este índice de desaprobación, a Reagan le tomó 727 días, a Bush padre 1,336, a Clinton 573, a Bush hijo 1,205 y a Obama 936 días. Y así como esta tendencia sigue en picada, toca mencionar que es también la primera Presidencia que se expone en forma tan rápida al desafuero congresional, que constituye el primer paso para la destitución del poder. Está por verse si la conexión rusa y el visible caos gubernamental apuntan hacia allá en las próximas semanas.
Tal caos y el rechazo que han causado las múltiples órdenes ejecutivas nos llevan a sospechar si (especialmente sabiendo ya del sadismo que ha distinguido a Trump) no se estará usando el caos como un arma táctica. O si también éste es resultado de la franca incompetencia del nuevo gobierno.
El senador republicano, John McCain, parece apuntar a lo último cuando reclamó la disfuncionalidad del aparato de seguridad nacional y acusó a la Casa Blanca de ser un lugar donde “nadie sabe quién está a cargo y nadie sabe quién está definiendo políticas”. El general Tony Thomas, cabeza del Comando de Operaciones Especiales, expresó recientemente su preocupación por la visible convulsión en el gobierno. Así lo dijo: “Nuestro gobierno continúa estando en una increíble confusión. Espero que lo resuelvan porque somos una nación en guerra”. Ya se conocía la ausencia de racionalidad política en Trump, pero no esperábamos ver una descalificación de la opinión pública tan fulminante a raíz, por ejemplo, de la descalificación a los jueces que rechazaron su ilegal decreto de viaje a varios extranjeros y a quienes responsabilizó de próximos ataques terroristas.
A raíz de esto, Paul Krugman ha dicho que Trump parece desear que estos ataques ocurran, lo cual mostraría a todos lo estúpido que ha sido que restrinjan su poder. Caótico y terrorífico.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La gallina de Stalin y el niño flojo

Dícese de Josef Stalin que en una de sus reuniones mandó pedir una gallina. En cuanto se la trajeron la tomó del cogote con una mano y con la otra empezó a desplumarla (no se sabe en qué lado quedó la mano maltrecha). La gallina, desesperada por el dolor, intentó liberarse sin éxito. Stalin la tenía fuertemente sujetada. Al final, la gallina quedó por completo desplumada 06 de Agosto de 2017 Después de esto, se dirigió a sus ayudantes y les dijo: “Ahora queden atentos a lo que va a suceder”. Stalin puso a la gallina en el piso y empezó a caminar, al tiempo que le arrojaba granos de trigo. La gallina, adolorida y sangrante a más no poder, perseguía a Stalin e intentaba repetidamente agarrar su pantalón, mientras éste continuaba tirándole el trigo. El caso es que la gallina no paraba de perseguirlo. Ante la asombrada reacción de sus colaboradores, cuenta la anécdota, Stalin les dice: “Así de fácil se gobierna a los estúpidos. ¿Vieron cómo me persiguió la gallina? Así es la mayoría d

Semblanza curricular

Dr. José Luis Valdés Ugalde Investigador titular B, T.C., Centro de Investigaciones Sobre América del Norte (CISAN), UNAM Profesor de asignatura, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM E-Mail: jlvaldes@unam.mx Página Web: www.cisan.unam.mx Twitter: @JLValdesUgalde http://joseluisvaldesugalde.blogspot.com/     Realicé estudios de licenciatura en Ciencia Política en la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa, de maestría en Sociología Política y de doctorado en Relaciones Internacionales, ambos en la London School of Economics and Political Science (LSE).   Soy investigador titular “B” de tiempo completo con PRIDE D en el Área de Estudios Estratégicos del Centro de Investigaciones Sobre América del Norte (CISAN) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) desde 1994, del cual fui director durante dos periodos consecutivos (agosto 2001-agosto 2005 y agosto 2005-agosto 2009). Asimismo, en 2006 fui nombr

Diplomacia sin cabeza

 Si el Estado mexicano no tiene cabeza en los muchos temas pendientes de política interna, no se puede esperar que la Cancillería la tenga y ejecute una política exterior ordenada, racional y coherente. Todo lo contrario. El sexenio actual ha tenido una política exterior desastrosa. Para ilustrar, sólo hay que ver los acontecimientos que se han sufrido en México en las últimas dos semanas y que desafortunadamente manchan la gestión de la flamante nueva canciller, Alicia Bárcena. Pero es que no podía ser de otra manera, tratándose de un gobierno que ha funcionado la mayoría de las veces con los pies más que con la cabeza. Empecemos por las alianzas históricas que México ha hecho con el exterior. AMLO optó por las dictaduras y los tiranos: Díaz Canel en Cuba, Ortega en Nicaragua, Maduro en Venezuela, Evo Morales en Bolivia y Castillo en Perú. En lugar de un Trudeau, un Boric, un Lula, o, incluso, un Biden, nuestro aliado y socio estratégico que sigue esperando que López Obrador acceda a