Donald Trump ha hecho de todo para llenarse el camino de espinas. Pero nunca se había visto, en la historia moderna de EU, a un Presidente que fuera tan eficaz en cavar su tumba en forma tan expedita. ¿Qué pasa con la Casa Blanca? Desde 2015, en que Trump se lanzó al ruedo por la grande, empezaron la serie de muy paradójicos autogoles. Primero, el autogol mexicano con el que nace su narrativa rupturista. Al día de hoy, no ha obtenido presupuesto para su tan cantado muro, ni consenso social para sacar a los 11 millones de indocumentados, lo cual, supuestamente, haría al entrar a la Casa Blanca.
11 de Junio de 2017
El autogol de su toma de posesión desangelada y que se reconfirmó no sólo con la contundente marcha de mujeres organizada al día siguiente, sino también con la evidente minoría mostrada —por los medios— que tuvo en comparación con las dos de Obama, mellaron su credibilidad, la cual no deja de tocar fondo (37% según Gallup). La marcha de las mujeres es consecuencia del autogol que se auto propinó cuando, en campaña, humilló a las mujeres en forma denigrante. Su islamofobia de campaña y sus ulteriores decretos presidenciales para vetar la entrada al país de ciudadanos musulmanes, fue otro autogol que le ha ocasionado la confrontación con jueces estatales y federales que los han detenido ocasionándole desprestigio interno y externo, así como el enfrentamiento con el Poder Judicial. Y el autogol más certero y que ha definido el marcador en su contra, es el Rusiagate. Estos días asistimos a una soap opera montada magistralmente por los medios y el Congreso, alrededor de las declaraciones del exdirector del FBI, en las que dijo dos cosas: Trump lo presionó para que terminara con la investigación sobre el general Flynn y el Rusiagate, a quien defenestró como Asesor de Seguridad Nacional, por haber mentido acerca de su asociación económica y delictiva con la intervención rusa en las elecciones. Comey, indicó también, que Trump (en total ignorancia de la división de Poderes y de la autonomía de las agencias de gobierno) le exigió lealtad incondicional, a lo cual aquél se negó, razón posterior de su despido. Más autogoles: Jeff Sessions, acusado de reunirse con el embajador ruso en tres ocasiones para participar en la trama del affair ruso, fue designado por Trump procurador General. Su yerno Jared Kushner, asesor estrella, también participó en el contacto ruso y no se duda de que, en el marco de la investigación sobre el asunto, se les vaya a citar a todos a comparecer pronto.
¿Qué más falta para completar el cuadro clínico del TrumPutinismo, que bien puede descomponerse aún más en las semanas venideras?: desde luego, el frente internacional. Durante la campaña, Trump cuestionó, en su usual estilo ramplón, a diestra y siniestra, la utilidad de la OTAN (no precisamente amiga de Putin), criticó a Alemania y China de abusar comercialmente de EU (México ya había sido acusado de esto). Ángela Merkel ya declaró que no se podía confiar en el Estados Unidos de Trump y que se proponía que Europa empezara a valerse por sí misma, incluso militarmente. Fuerte declaración de un aliado estratégico de Estados Unidos. ¿La aldea global en contra de la choza en la que se parapetó Trump, para vergüenza y enojo de sus conciudadanos? La insularidad en pleno siglo 21 cobra cuotas muy altas. En este sentido el proyecto económico diecinuevesco del TrumPutinismo
más pronto que tarde empezará a cobrar víctimas políticas. Y quizá, él sea una más de las varias que han caído.
Técnicamente lo que está ocurriendo es que el gobierno trumpista ha minado consecutivamente la eficacia real y potencial de las instituciones del Estado que se suponía debía administrar y dirigir. Más aún, ha atacado vulgarmente a las instituciones republicanas que tanto orgullo producen a los estadunidenses y tanta estabilidad socio política, y también económica, han logrado construir desde el siglo pasado. ¿Es esto un autogolpe producto de un plan demencial o de la estupidez política, que todos sabemos ha caracterizado a Donald Trump desde que se volvió bufón en jefe de EU?
Twitter: @JLValdesUgaldr
11 de Junio de 2017
El autogol de su toma de posesión desangelada y que se reconfirmó no sólo con la contundente marcha de mujeres organizada al día siguiente, sino también con la evidente minoría mostrada —por los medios— que tuvo en comparación con las dos de Obama, mellaron su credibilidad, la cual no deja de tocar fondo (37% según Gallup). La marcha de las mujeres es consecuencia del autogol que se auto propinó cuando, en campaña, humilló a las mujeres en forma denigrante. Su islamofobia de campaña y sus ulteriores decretos presidenciales para vetar la entrada al país de ciudadanos musulmanes, fue otro autogol que le ha ocasionado la confrontación con jueces estatales y federales que los han detenido ocasionándole desprestigio interno y externo, así como el enfrentamiento con el Poder Judicial. Y el autogol más certero y que ha definido el marcador en su contra, es el Rusiagate. Estos días asistimos a una soap opera montada magistralmente por los medios y el Congreso, alrededor de las declaraciones del exdirector del FBI, en las que dijo dos cosas: Trump lo presionó para que terminara con la investigación sobre el general Flynn y el Rusiagate, a quien defenestró como Asesor de Seguridad Nacional, por haber mentido acerca de su asociación económica y delictiva con la intervención rusa en las elecciones. Comey, indicó también, que Trump (en total ignorancia de la división de Poderes y de la autonomía de las agencias de gobierno) le exigió lealtad incondicional, a lo cual aquél se negó, razón posterior de su despido. Más autogoles: Jeff Sessions, acusado de reunirse con el embajador ruso en tres ocasiones para participar en la trama del affair ruso, fue designado por Trump procurador General. Su yerno Jared Kushner, asesor estrella, también participó en el contacto ruso y no se duda de que, en el marco de la investigación sobre el asunto, se les vaya a citar a todos a comparecer pronto.
¿Qué más falta para completar el cuadro clínico del TrumPutinismo, que bien puede descomponerse aún más en las semanas venideras?: desde luego, el frente internacional. Durante la campaña, Trump cuestionó, en su usual estilo ramplón, a diestra y siniestra, la utilidad de la OTAN (no precisamente amiga de Putin), criticó a Alemania y China de abusar comercialmente de EU (México ya había sido acusado de esto). Ángela Merkel ya declaró que no se podía confiar en el Estados Unidos de Trump y que se proponía que Europa empezara a valerse por sí misma, incluso militarmente. Fuerte declaración de un aliado estratégico de Estados Unidos. ¿La aldea global en contra de la choza en la que se parapetó Trump, para vergüenza y enojo de sus conciudadanos? La insularidad en pleno siglo 21 cobra cuotas muy altas. En este sentido el proyecto económico diecinuevesco del TrumPutinismo
más pronto que tarde empezará a cobrar víctimas políticas. Y quizá, él sea una más de las varias que han caído.
Técnicamente lo que está ocurriendo es que el gobierno trumpista ha minado consecutivamente la eficacia real y potencial de las instituciones del Estado que se suponía debía administrar y dirigir. Más aún, ha atacado vulgarmente a las instituciones republicanas que tanto orgullo producen a los estadunidenses y tanta estabilidad socio política, y también económica, han logrado construir desde el siglo pasado. ¿Es esto un autogolpe producto de un plan demencial o de la estupidez política, que todos sabemos ha caracterizado a Donald Trump desde que se volvió bufón en jefe de EU?
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