Ante el embrollo en el que Trump metió al
Estado mexicano, sólo hay de tres para dibujar escenarios de entrada, de salida
y de final. Trump le aplicó a México una llave de rendición, que en la jerga de
la lucha libre se denomina “candado dragón”, llave que ha obligado a más de un
luchador a tirar la toalla; así ocurrió. El primero es que México no saldrá
limpio, al no otorgarle Trump (premeditadamente) a AMLO, en 45 días como
mínimo, el beneficio de la duda y elogiarlo por haber logrado reprimir la
inmigración centroamericana, tal cual se pactó. O bien, Trump seguirá en campaña
antimexicana para apuntalar su reelección (que muy bien se la podría deber a
AMLO y Ebrard) y no va a dejar de mortificar intermitentemente al gobierno
mexicano en los próximos 17 meses. O, por último, México se hartará ante los
desprecios de Trump y ante la sarta de amenazas de imponer el 5% o más de aranceles
a las exportaciones mexicanas, acude a la OMC para iniciar un litigio contra EU
y se alía con la UE, China y Japón, al tiempo que le impone aranceles espejo.
Cada escenario tiene sus propias condiciones específicas con las cuales tendrán
que lidiar en su momento AMLO y Ebrard.
Respecto
al primer paisaje notemos que Trump identificó bien las debilidades de AMLO y
de su equipo, así como las adversas condiciones económicas que, desde la
cancelación del NAIM, México ha confrontado. Sabía con precisión que la ilegal
advertencia de imponer 5% de aranceles a México, haría temblar la estructura de
un gabinete débil, mal organizado, sin rumbo, bisoño y absolutamente acrítico
con el jefe de Estado. AMLO resultó ser una presa fácil para Trump, a la cual
estuvo midiendo muy bien antes de salir a cazarla. En estas circunstancias, no
es pensable que vaya a soltar su botín. La va a saborear despacito, hasta que
le reditúe el éxito electoral que tiene calculado obtener. La presa acabaría en
esqueleto. Este escenario desfavorable, ocurriría como consecuencia de una
falta de estrategia y de conocimiento de “lo estadunidense”, así como de las
formas en que opera la política en EU. Y también como resultado de que
Cancillería y Palacio no hubieran hecho la tarea de conocer a Trump, ni haber
hecho uso de sus 50 consulados para cabildear con los actores predominantes
allá.
Segundo
escenario. La carta antimexicana usada por Trump desde 2015 ha sido útil para
afianzar sus apoyos entre su base electoral y entre sectores indecisos, aunque
convencidos de que la migración es el origen de sus problemas. En la coyuntura
actual, y Trump ya lo advirtió en su discurso con el que lanzó su candidatura,
la migración es un problema, por lo cual EU podría expulsar millones de
migrantes hacia México. Ante la factibilidad de que se cumpla el primer
escenario y Trump no reconozca el esfuerzo de México, podríamos decir que la
posibilidad de que nuestro país se convierta en tercer país seguro es grande.
Dado que Trump ya arrinconó al obediente gobierno de AMLO, , ¿por qué habría de
dejarlo en paz toda vez que es territorio ideal para desechar a los
peticionarios de asilo en espera en EU? Más aún, ¿por qué soltar un peón que
puede ser reciclable a modo en el curso de la campaña electoral? En tanto que
Trump lo necesite como leveler
político, México seguirá siendo utilizado, digan lo que digan AMLO y Ebrard.
Tercer
escenario. El gobierno de México finalmente se enoja por el atropello y decide
contra atacar, antes o durante la aparición de los dos escenarios probables de
arriba. En este supuesto, se debe pensar entonces, que el gobierno ya está
preparando la imposición de aranceles, sector por sector y estado por estado,
al tiempo que organizando una estrategia de ataque en la OMC, que podría poner
en jaque la candidatura de Trump. Si además de esto, se alía con los
demócratas, gobernadores estratégicos (de Michigan a California) de ambos
partidos de aquel lado y actores económicos inconformes y relevantes del sur y
el norte estadunidense, entonces México podría provocar, no sólo cimbrar la
política sino también la economía estadunidense. Para que este escenario histórico
ocurriese, se tendría que tener arrojo republicano y
contar con un montón de especialistas y técnicos en la materia, así como
académicos y ex diplomáticos versados, todo lo cual SRE y SG han mostrado no
tener. Habrá que esperar menos de 45 días para ver si Trump aplica esta vez la
llave mortal, “el cangrejo”.
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