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Una cumbre más

 Siempre hacen más ruido las latas vacías que las llenas.

Lo mismo ocurre con los cerebros.

Truman Capote


 


El presidente Joe Biden llegó a la reciente cumbre de líderes de América del Norte con la mesa autopuesta, al menos en dos rubros de significativa importancia para Washington, y a cambio de ello le hizo guiños y le concedió al presidente López Obrador sus caprichos adolescentes, como el de aterrizar en esa obra inútil para la República que es el AIFA.


Los dos grandes temas que aún están por perfilar su propia conformación e implementación práctica, fueron el acuerdo migratorio que Biden le impuso de nuevo a México, que ahora tendrá que recibir a 30 mil migrantes al mes expulsados de Estados Unidos (360 mil al año), de nacionalidades venezolana, cubana, nicaragüense y haitiana. Esta aceptación viene sin el sustento financiero del caso (como es el caso del filtro de migrantes que ha operado con un gran financiamiento europeo en la relación entre Turquía y la Unión Europea) y con potenciales implicaciones de desestabilización en las regiones fronterizas y otras zonas del país a grados inimaginables. Las fronteras ya son, al día de hoy, focos de tensión y degradación social que están afectando la estabilidad de las comunidades locales. No se diga la insuficiencia estructural en servicios de salud, entre otros, que hay en todo el país y que ha colapsado, por ejemplo, servicios médicos en las regiones fronterizas. A esto hay que agregar otros servicios, como vivienda y alimentación. Si de por sí la política migratoria mexicana ha sido un fracaso, la misma está en un mayor peligro de colapsar con esta medida de política migratoria impuesta por Estados Unidos. Primer gol anticipado de Biden contra México, antes incluso de que aterrizara.


El segundo gran tema se refiere a la política de seguridad. Al detener a Ovidio “N”, alias El Ratón, e hijo menor del Chapo Guzmán, AMLO ofreció a Biden la cabeza de uno de los narcos más deseados por Washington; una ofrenda en el sentido más clásico. Guzmán es solicitado por EU como extraditable, toda vez que es la cabeza de playa de la producción y exportación de fentanilo que ha matado en ese país a más de 100 mil estadunidenses, más todavía que las muertes ocasionadas por armas de fuego en la Unión Americana. Y que en México –frente a la indolencia oficial– ya representa una amenaza de consumo entre sectores de población, mayoritariamente jóvenes. Así las cosas, Ovidio (quien no tenía cargos penales en México) fue la prenda que AMLO ofreció para aplacar las presiones y eventualmente, chantajear a Biden para que no convoque a los paneles de controversia del T-MEC por el asunto de la ley eléctrica que a tantos inversionistas estadunidenses y canadienses ha afectado. Toda una faena del señor Presidente, quien además, en su calidad de anfitrión, tuvo la poca delicadeza de reclamar a Biden de maltrato a América Latina, primero, y después, en la última conferencia de prensa de los tres a los medios, de acaparar la palabra por 28 minutos y no dejar a Biden ni a Trudeau contestar las preguntas de los medios de información. Diplomacia en su más baja intensidad, tratándose de un diálogo de “alto nivel” como el que usualmente ocurre en estas cumbres (recordar la epístola que AMLO le leyó a Biden en pleno encuentro de “alto nivel” en la Casa Blanca en meses pasados). Esto es lo que entiende el Presidente por diplomacia.


Por más que el tema por el cual Canadá y Estados Unidos han llamado a consultas, la ley eléctrica, se haya discutido centralmente en la bilateral México-Canadá, desafortunadamente no se ha llegado a un acuerdo antes de la potencial actuación de los paneles de controversia. Y esto es debido a que AMLO y su sector más duro de bolivarianos se niegan a ceder en su pretensión de volver a los tiempos del monopolio estatal en la administración de la energía de los años setenta y ochenta. Se pretende que sean Pemex y CFE –dos empresas en números rojos y que nos cuestan miles de millones de nuestros impuestos a los mexicanos– la vanguardia de la reconversión energética, basados en recetas viejas con recursos viejos y antimodernos, como el petróleo y los combustibles fósiles (carbón, entre otros). La inversión en energías limpias es común denominador en el mundo de hoy y, aparentemente, esto no lo podrá comprender nunca AMLO ni su séquito más cercano en el tema. A la vista de los primeros resultados favorables que EU obtuvo y los nulos que hubo para México, y dado el empecinamiento patológico de AMLO, considero que la cumbre no aportó ningún beneficio a los mexicanos. Nos vemos en los paneles de controversia, si es que ocurren.

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