En solidaridad con Jorge Castañeda.
Entre las andanzas del supermartes y el cuarto informe de la Unión del presidente Biden, nos encontramos ante un Estados Unidos convulso y agitado por el acalorado debate acerca de diversos temas, principalmente el de la migración, la guerra de Rusia contra Ucrania y la de Israel contra los palestinos en la Franja de Gaza. En efecto, la migración es el tema de campaña, que seguramente se va a mantener consistentemente presente a lo largo de la contienda electoral entre Biden y Trump. Este último ha dicho que los migrantes, así, sin distinción, son maleantes que vienen de cárceles y manicomios para contaminar la sangre de los estadunidenses (¿?), los migrantes son iguales a Hannibal Lecter, ha dicho Trump, haciendo referencia al maligno personaje de la obra de Thomas Harris, de The Silence of the Lambs, el asesino en serie, psicópata y caníbal depredador. Si no fuera porque un sector de estadunidenses se creen estas sandeces, no habría que tomarlas en cuenta. No obstante, esta fotografía dibuja de cuerpo entero al público elector afín al Trump 2.0, que pretende apoderarse nuevamente de la presidencia estadunidense. Se trata de un Donald Trump herido hasta la médula de su enorme ego y que vendría de regreso con ímpetus de revancha en contra de quien se deje, debido a los casos penales que lo tienen expuesto como el expresidente más corrupto de la historia de Estados Unidos. Esta narrativa ha presionado al gobierno demócrata y lo ha acercado a posiciones recalcitrantes frente al tema de la migración. Hay que decir que Biden se ha corrido (todavía con resistencias de parte de su equipo) hacia la derecha y apoya las medidas duras en contra de la migración y la seguridad fronteriza, haciendo suyas algunas medidas de endurecimiento que ha impuesto el trumpismo. Y esto son pésimas noticias para México.
El tema de la guerra es también un tema candente en el actual clima electoral. Hoy en día, tenemos dos guerras brutales que han devenido en fracturas geopolíticas para EU y sus aliados. Por un lado, atestiguamos el inicio del tercer año de una invasión atroz por parte de Rusia en contra de Ucrania. En esta guerra se ha concentrado todo el poder militar de Rusia (salvo el nuclear, por ahora) y una respuesta casi total de EU y de la OTAN y se trata de una guerra definitoria del acontecer próximo en Europa y en el mundo. Esta guerra es temida como el probable inicio de una mayor conflagración a nivel internacional: “la amenaza de guerra puede no ser inminente, pero no es imposible” lanzó, rotunda, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen y recalcó que es hora de que “Europa dé un paso al frente”. La situación es crítica y la lamentable invasión de Moscú ha impactado negativamente en las relaciones entre aliados, llegando al extremo de que Washington puede salirse en cualquier momento del Tratado del Atlántico Norte, escenario muy temido en caso de llegar Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y con esto deshacer su alianza con la OTAN, como pretendió, pero no logró durante su caótica presidencia. Trump, que es ya, él mismo, el establishment del Partido Republicano, al haberse apoderado por completo y prácticamente sin resistencia de éste, tiene secuestrada la temática de la guerra, al negarse él, y a través de sus testaferros en el Congreso, a apoyar a Ucrania en sus esfuerzos por contener a Rusia; esto en medio de un escenario de una progresiva pérdida militar territorial por parte de Ucrania. Será sin duda tema de campaña. De hecho, Biden lo señaló al principio de su discurso ante el Congreso, hecho inédito toda vez que la política exterior se dejaba siempre para el último plano. La de Gaza es otra guerra injusta que Israel ha usado como un instrumento para consolidar su hegemonía regional. Los más de 30 mil palestinos muertos por Israel son víctimas de un desarreglo geopolítico en el que EU ha quedado en evidencia como el soporte de un gobierno genocida y esto lo va a pagar inevitablemente Biden durante la campaña. De hecho, la población musulmana ha puesto de manifiesto su rechazo a la política de Washington en apoyo a Israel, a través de la emisión de un voto no comprometido en estados como Michigan. Se espera que, en otros, como California, esta protesta se generalice en el curso de la campaña. Está por verse hasta donde Biden corrige su política de apoyo a Netanyahu para evitar el voto de castigo de sectores de estadunidenses inconformes con su alianza con Jerusalén. Así las cosas, los temas anteriores están calentando la contienda política en EU y serán determinantes para obtener votos que les permitan a uno y otro jugador ganar la elección.
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