Estados Unidos ha manifestado reiteradamente su preocupación por la reforma judicial y afirmó que ésta afectará la independencia del Poder Judicial y eventualmente pondría en riesgo el tratado trilateral. Hay pausas que matan y esa bien puede ser la que decretó el presidente mexicano en días pasados, a raíz del pronunciamiento del Departamento de Estado, en la voz del embajador Ken Salazar, a propósito de la reforma judicial que ha impulsado López Obrador. Estados Unidos ha manifestado reiteradamente su preocupación por la reforma judicial y afirmó (aunque Salazar, siempre salamero, lo haya matizado después) que ésta afectará la independencia del Poder Judicial y eventualmente pondría en riesgo el tratado trilateral –TMEC–- que México firmó con Estados Unidos y Canadá. Junto a esta postura están los posicionamientos de varios medios de prensa como The Economist, The Washington Post, Financial Times, el New York Times, y un número importante de congresistas estadunidenses interesados en México; todos ellos han denunciado como un albazo la iniciativa de AMLO. Un sector amplio de actores económicos, políticos y sociales de México, a quienes no se consultó debidamente, coinciden con estas posturas y se han manifestado, junto a los estudiantes de derecho de varias comunidades académicas, así como con el conjunto de trabajadores y jueces de la Judicatura, que se fueron a paro por la protesta. La pausa de AMLO y las expresiones que la han acompañado son un berrinche más, como los muchos que ya se le conocen al Presidente desde siempre. También es un acto de enorme prepotencia y de falta de humildad republicana al exponer gravemente a todos los mexicanos y a la relación comercial y diplomática más importante de México, que es con Estados Unidos, aunque también con Canadá. Esta vez decidió envolverse en la bandera del nacionalismo en tiempos patrios, para capturar aún más el masivo ingenuo patriotismo de muchos mexicanos que viven aturdidos por la narrativa chovinista del macuspano. A este arranque de chovinismo le han seguido pronunciamientos por demás desacertados de actores políticos que pensábamos que conocían bien la realidad política estadunidense. La pausa ha afectado la relación trilateral, pues el Presidente barrió parejo tanto contra EU como contra Canadá. Entre otras cosas ésta es una clara evidencia de que este gobierno no tiene ni ha tenido política exterior y, si no se deshace de su tiránica presión desde ese rancho que cuenta que habitará, no la tendrá tampoco con Sheinbaum. El gran académico que es Juan Ramón de la Fuente, quien pronto devendrá en canciller de la República, tiene hoy en sus manos el reto para que la política exterior no sea contaminada por la versión más tóxica del obradorismo, que desde el Palacio Nacional –caricaturas de baja estofa de por medio– se ha empeñado en meterse para mal (no se diga en todos los temas sensibles de política interna) en la relación con Estados Unidos. ¿Permitirá la Presidenta electa y el próximo canciller que Jesús Ramírez Cuevas y El Fisgón sigan haciendo política exterior a costa de los intereses nacionales? Sería una aberración el consentimiento y permiso para que esta corriente extremista de la 4T siga haciendo política exterior. El abismo es lo que nos esperaría al dejar de contar con un intercambio comercial con Estados Unidos y Canadá que es, en el primer caso, de 345 mil 448 millones de dólares, habiendo crecido 5.3% con respecto a enero-mayo de 2023, manteniéndose como el primer socio comercial de EU por encima de China y Canadá; y, en el caso de Canadá, México se mantuvo como su tercer socio comercial a mayo de 2024. Particularmente el comercio bilateral con Canadá aumentó 1.6% La pausa referida es un grave error, como la que decretó con España. Además, como fue el caso con este país, no tendrá ninguna repercusión mayor en las zonas de cooperación que ya existen con estos dos países, particularmente con EU. Lo que sí ha traído como consecuencia es que se distrajo la atención y se arriesgó el interés nacional y se alteraron las buenas maneras que debieran prevalecer con los principales socios de México. La decimonónica concepción de soberanía a la que recurrió el Presidente no se sostiene en el mundo globalizado de hoy y eso lo saben todos los actores involucrados en esta disputa. Todos los países de la modernidad comercial, aquí, en la Unión Europea y el sudeste asiático, han tenido que ceder soberanía para lograr una integración plena y exitosa. AMLO volteó a los años 70 por puro capricho o por convicción plena. En todo caso, él sabe que esta pausa es una bomba de tiempo para Sheinbaum, que habrá de enfrentarse a una situación económica y política muy adversa una vez que tome el poder y comience a gobernar, si es que López Obrador se lo permite.lo permite.
Dícese de Josef Stalin que en una de sus reuniones mandó pedir una gallina. En cuanto se la trajeron la tomó del cogote con una mano y con la otra empezó a desplumarla (no se sabe en qué lado quedó la mano maltrecha). La gallina, desesperada por el dolor, intentó liberarse sin éxito. Stalin la tenía fuertemente sujetada. Al final, la gallina quedó por completo desplumada 06 de Agosto de 2017 Después de esto, se dirigió a sus ayudantes y les dijo: “Ahora queden atentos a lo que va a suceder”. Stalin puso a la gallina en el piso y empezó a caminar, al tiempo que le arrojaba granos de trigo. La gallina, adolorida y sangrante a más no poder, perseguía a Stalin e intentaba repetidamente agarrar su pantalón, mientras éste continuaba tirándole el trigo. El caso es que la gallina no paraba de perseguirlo. Ante la asombrada reacción de sus colaboradores, cuenta la anécdota, Stalin les dice: “Así de fácil se gobierna a los estúpidos. ¿Vieron cómo me persiguió la gallina? Así es la mayoría d...
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