Los medios de comunicación han sido expuestos a un serio peligro por parte de Trump, quien los ha atacado de diversas formas por las críticas que han emitido en contra de sus acciones como Presidente. De hecho, han sido censurados y vetados por la Casa Blanca en las ruedas de prensa cotidianas que se celebran en la sede del Poder Ejecutivo
23 de Julio de 2017
l New York Times, CNN, el Washington Post y la BBC han sido, entre otros, los medios considerados indeseables por Trump y su recién renunciado jefe de Comunicación, Sean Spicer, quien ya fue sustituido por Anthony Scaramucci, un banquero neoyorkino e íntimo del Presidente.
La agresiva retórica de Trump en contra de los medios ha implicado que algunos de sus seguidores, incluidos grupos neonazis, hayan empezado a lanzar amenazas en contra de periodistas específicos, sus familias y conocidos. “Nunca pensé que yo iba a estar hablando de esta manera acerca de un presidente estadunidense, estos son tiempos extraños”, comentó Robert Mahoney, subdirector del Comité para la Protección de los Periodistas. Por su parte, Margaux Ewen, directora de comunicaciones de Reporteros sin Fronteras, declaró que “aún no ha visto una respuesta adecuada del gobierno desde que Trump tuiteara un video en contra de CNN”. Y es que, muy en su estilo, el Presidente hizo circular en las redes sociales, a través del muy popular Reddit, un viejo video en un evento de la asociación de lucha de EU, la WWE, en el que aparece apaleando a otra persona, sólo que éste tenía sobrepuesto a la altura del rostro, el logo de CNN.
Aparte de que este tuit ha sido criticado por los medios, como un mensaje grotesco e infantil, también se considera un mensaje inédito en la historia de la muy cultivada libertad de prensa en EU, además de ser visto como un acto de incitación a la violencia por parte de grupos, sectores e individuos radicalizados.
No son pocos los incidentes en los que Trump ha protagonizado ataques contra la prensa. Hace una semana usó una vez más su cuenta de Twitter, ahora para vapulear a los conductores del programa de la MSNBC; “Morning Joe, Mika Brzezinski y Joe Scarborough”, a quien llamó “IQ bajo”, “Mika loca” y “Joe el sicópata”. El narcisismo de Trump y su poca tolerancia a la crítica en contra de sus acciones lo enervan, al grado de que no puede evitar estos arrebatos. Todo este espectáculo tiene dos posibles explicaciones: un claro y nunca disimulado odio en contra de la libertad de los medios para someter a las figuras públicas al conocido escrutinio que se estila en Estados Unidos. Aunque también es probable que, al tiempo en que logra cumplir este cometido con mucho éxito, toda vez que logró titulares en la prensa escrita y televisiva, intentó distraer la atención del público después de otra semana desastrosa, en la que el Senado rechazó su plan de salud en sustitución del Obamacare, en virtud de que dejaría a cerca de 22 millones de personas sin cobertura médica, de que los funcionarios electorales de varios estados declinaron cooperar con él y su polémica comisión para investigar el supuesto fraude electoral que no se ha cansado de denunciar demagógicamente y de que el eterno Rusiagate le sigue ocasionando dolores de cabeza, esta vez por el involucramiento de su hijo mayor y su yerno en la trama, por haberse reunido durante la campaña con una enviada del Kremlin.
Todos estos asuntos son de enorme gravedad y fácilmente, conociendo su personalidad y pensamiento totalitarios, se estarían convirtiendo en detonantes de los aspectos más peligrosos y oscuros de Trump. Todo lo cual nos avisa, al menos hasta ahora, de que el Presidente se endurecerá o caerá más pronto que tarde en una crisis política aún mayor que las que se ha provocado el propio Trump. Como diría Oscar Wilde, “el hombre es el único animal que mata lo que más ama”. Pero antes de que esto ocurra con Trump, este sujeto puede ocasionar aún más daño del que ya ha propinado a la democracia estadunidense y a sus instituciones.
23 de Julio de 2017
l New York Times, CNN, el Washington Post y la BBC han sido, entre otros, los medios considerados indeseables por Trump y su recién renunciado jefe de Comunicación, Sean Spicer, quien ya fue sustituido por Anthony Scaramucci, un banquero neoyorkino e íntimo del Presidente.
La agresiva retórica de Trump en contra de los medios ha implicado que algunos de sus seguidores, incluidos grupos neonazis, hayan empezado a lanzar amenazas en contra de periodistas específicos, sus familias y conocidos. “Nunca pensé que yo iba a estar hablando de esta manera acerca de un presidente estadunidense, estos son tiempos extraños”, comentó Robert Mahoney, subdirector del Comité para la Protección de los Periodistas. Por su parte, Margaux Ewen, directora de comunicaciones de Reporteros sin Fronteras, declaró que “aún no ha visto una respuesta adecuada del gobierno desde que Trump tuiteara un video en contra de CNN”. Y es que, muy en su estilo, el Presidente hizo circular en las redes sociales, a través del muy popular Reddit, un viejo video en un evento de la asociación de lucha de EU, la WWE, en el que aparece apaleando a otra persona, sólo que éste tenía sobrepuesto a la altura del rostro, el logo de CNN.
Aparte de que este tuit ha sido criticado por los medios, como un mensaje grotesco e infantil, también se considera un mensaje inédito en la historia de la muy cultivada libertad de prensa en EU, además de ser visto como un acto de incitación a la violencia por parte de grupos, sectores e individuos radicalizados.
No son pocos los incidentes en los que Trump ha protagonizado ataques contra la prensa. Hace una semana usó una vez más su cuenta de Twitter, ahora para vapulear a los conductores del programa de la MSNBC; “Morning Joe, Mika Brzezinski y Joe Scarborough”, a quien llamó “IQ bajo”, “Mika loca” y “Joe el sicópata”. El narcisismo de Trump y su poca tolerancia a la crítica en contra de sus acciones lo enervan, al grado de que no puede evitar estos arrebatos. Todo este espectáculo tiene dos posibles explicaciones: un claro y nunca disimulado odio en contra de la libertad de los medios para someter a las figuras públicas al conocido escrutinio que se estila en Estados Unidos. Aunque también es probable que, al tiempo en que logra cumplir este cometido con mucho éxito, toda vez que logró titulares en la prensa escrita y televisiva, intentó distraer la atención del público después de otra semana desastrosa, en la que el Senado rechazó su plan de salud en sustitución del Obamacare, en virtud de que dejaría a cerca de 22 millones de personas sin cobertura médica, de que los funcionarios electorales de varios estados declinaron cooperar con él y su polémica comisión para investigar el supuesto fraude electoral que no se ha cansado de denunciar demagógicamente y de que el eterno Rusiagate le sigue ocasionando dolores de cabeza, esta vez por el involucramiento de su hijo mayor y su yerno en la trama, por haberse reunido durante la campaña con una enviada del Kremlin.
Todos estos asuntos son de enorme gravedad y fácilmente, conociendo su personalidad y pensamiento totalitarios, se estarían convirtiendo en detonantes de los aspectos más peligrosos y oscuros de Trump. Todo lo cual nos avisa, al menos hasta ahora, de que el Presidente se endurecerá o caerá más pronto que tarde en una crisis política aún mayor que las que se ha provocado el propio Trump. Como diría Oscar Wilde, “el hombre es el único animal que mata lo que más ama”. Pero antes de que esto ocurra con Trump, este sujeto puede ocasionar aún más daño del que ya ha propinado a la democracia estadunidense y a sus instituciones.
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