Peligra en particular el voto que siempre ha sido demócrata en su mayoría, de las comunidades musulmanas (Michigan), jóvenes blancos, afroestadunidenses y latinos de diferentes regiones del país.
Tanto Joe Biden como Donald Trump enfrentan serios obstáculos de cara al proceso electoral 2024 que está en pleno apogeo ahora. Biden tiene los temas propios de su presidencia, como migración, Gaza, etcétera. Y Trump se confronta con un pasado maldito de violador de la ley y mentiroso compulsivo, que hoy día, con el juicio de Manhattan por el caso de una amante, Stormy Daniels, con la que tuvo una relación extramarital, por lo cual la extorsionaron, él y su entonces abogado de cabecera, Michael Cohen, le pagaron 130 mil dólares en forma ilegal y con dinero de los contribuyentes para comprar su silencio en víspera de la elección de 2016. La idea es que Daniels no abriera la boca y lo echara de cabeza frente a su esposa, Melania que acababa de dar a luz el último hijo de Trump. Si Trump fuera condenado por el jurado que lleva el juicio, habría cerca de 14% de votantes trumpistas que cambiarían su voto a nivel nacional, lo cual es un porcentaje considerable. Trump tiene ante sí el riesgo de la derrota si el desenlace del juicio le fuera desfavorable. Y si a esto añadimos que los juicios que aún tiene pendientes lo tienen cercado, podemos ver, lejos de a un Trump blindado, a uno con un riesgo de pérdida de popularidad bastante alto. Es cierto, por otro lado, que a pesar de todo el magnate va a arriba en las encuestas en estados como Michigan, Arizona, Georgia, Pensilvania y Nevada —y por un punto o dos a nivel nacional—, todos ellos estados bisagra cuya captura por cualquiera de los dos contendientes, le daría seguramente la elección en el Colegio Electoral en noviembre de 2024.
Por el lado de Biden, sus pasivos varían. Desde la percepción de un sector amplio del público, que no llega a convencerse que la economía está saliendo del bache, la gran mayoría ve problemas en temas como la inflación y el problema del desempleo (el cual ha disminuido en niveles récord). A los problemas de Biden se le agregan temas intermésticos, como el de la migración indocumentada internacional proveniente de México y el de la complicada agenda de seguridad que comparte con su socio mexicano que voltea insensible a las consecuencias graves de no cooperar plenamente en esta materia. Trump ha hecho de este par de asuntos uno sólo y ha exigido y ofrecido el cierre de la frontera y la expulsión de todos los indocumentados que residen en EU. De hecho, ha ofrecido continuar con la construcción del muro e imponer restricciones más severas para los buscadores de asilo. En Gaza, Estados Unidos se ha visto incapaz de contener a Netanyahu, quien hoy se prepara, ante la protesta generalizada de Washington y los aliados europeos, a atacar Rafá con todas las implicaciones que esto tendrá toda vez que en esa zona de la Franja se encuentran nada menos que un millón y medio de refugiados palestinos que han sido obligados al desplazamiento debido a las atrocidades cometidas por Israel en le zona norte de Gaza. El apoyo de Biden a Netanyahu ha sido de alto costo en casa. Aunque Biden ha condicionado continuar con el envío de armamentos pesados (incluidas bombas de 200 kg.), el apoyo regular a Israel ha continuado para garantizar, dicho en forma explícita por Biden, para asegurar la protección de la integridad israelí frente a sus enemigos en la región y un poco más allá, como Irán. Ya se ha visto que esta política le ha acarreado al presidente de Estados unidos, una serie de críticas y de protestas públicas, entre las destacan las de más de 30 comunidades estudiantiles en la Unión Americana. Peligra en particular el voto que siempre ha sido demócrata en su mayoría, de las comunidades musulmanas (Michigan), jóvenes blancos, afro estadunidenses y latinos de diferentes regiones del país. No está claro si estas manifestaciones en contra del apoyo a Israel vayan a explotar en agosto que es cuando se celebra la convención demócrata en Chicago y que pueden destruir todos los consensos y la cohesión del Partido Demócrata, tal y como ocurrió en 1968 con las protestas por la guerra de Vietnam. Esto y la guerra de Ucrania, están impidiendo a Biden mantener los equilibrios a su favor, todo lo cual podría traer como consecuencia una amarga derrota que pocos, en el mundo democrático, desean.
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