La degradación de la vida pública de México no para. Va en aumento en forma fatal. En los últimos seis años la descomposición del país viajó a velocidad supersónica. Grado de inversión a la baja, PIB a la baja, severo aumento de la deuda externa, pobreza, corrupción e impunidad, violencia, asesinatos, descontrol frente al crimen organizado que tiene bajo su dominio amplias porciones del país, semi abandono de los sistemas de salud, educación y de seguridad, una democracia fracturada. En fin, un panorama desolador, que, en el exterior, particularmente en el ámbito del trumpismo ganador, se está leyendo de forma tal que las acciones que emprenda el vecino del norte, pueden traer un mayor intervencionismo. Los signos leídos por el Washington que viene, a pesar de las muy tardías acciones por parte del gobierno de Sheinbaum (incautaciones espectaculares de fentanilo, detención de capos del cartel de Sinaloa y otros como el mini Lic, presencia de García Hartfuch en los teatros de guerra y otras) han traído como consecuencia, -con el nombramiento como embajador en México del coronel retirado Ronald Johnson - el envío de señales muy claras de por dónde Trump querrá llevar su política mexicana. Lo menos que Johnson sabe, es sobre el comercio bilateral. Pero sí sabe mucho de contrainsurgencia. Como dice Jorge Castañeda, “su curriculum es el mensaje”. El anterior puesto diplomático de Johnson fue la embajada de El Salvador a la cual fue nombrado por el primer Trump en julio de 2019, un mes después de la elección como presidente de Nayib Bukele, de quien se hizo amigo durante los escasos dos años que duró su gestión diplomática. Además, en los ochenta Johnson lideró operaciones de combate y contrainsurgencia durante la guerra civil salvadoreña. Salvo por John Negroponte (un halcón diplomático), enviado de Regan a Honduras a parar a la guerrilla sandinista y armador de la contrainsurgencia centroamericana, el embajador designado en México no se parece en nada a sus antecesores Ken Salazar, Christopher Landau, Roberta Jacobson, Anthony Wayne y Carlos Pascual; Jones es todo un halcón de guerra y viene a supervisar una más de las guerras que ya protagonizó, en México.Se trata de un ex funcionario de la CIA, ex Boina Verde y antes operador en los Balcanes para perseguir a los criminales de guerra; y desde luego, después en su función como articulador de la dramática ofensiva de Bukele en contra del crimen organizado y de las maras salvatruchas. O sea, Johnson ya era muy conocedor de la situación salvadoreña y centroamericana, antes de que en 2019 se hiciera cargo de la embajada de Washington. Como buen graduado de la Universidad de Inteligencia Militar, con un Master en inteligencia estratégica, el nuevo embajador se hará cargo del problema de la inseguridad en México y del tráfico de fentanilo hacia Estados Unidos. Con este nombramiento, la señal es que EU viene con todo a contrarrestar la violencia nunca resuelta por AMLO y ahora, apenas, empezando a atenderse por parte del gobierno de Sheinbaum. El mensaje es que este es el tiempo de los militares y que tratar con los civiles será una mera anécdota (cosa que Johnson tendrá que hacer, toda vez que Sheinbaum no es Bukele). En todo caso, parece que el mensaje con Johnson como embajador designado, es que Washington confiará más en las estrategias basadas en la CIA y el Pentágono para confrontar al crimen organizado en su conjunto y la inseguridad bilateral y fronteriza y a esto habrán de plegarse la presidenta y Garcia Hartchuf. Llegó la hora entonces de que México se adecúe a EU y no al revés. Serán tiempos duros para el gobierno federal y veremos inevitablemente una considerable cesión de soberanía en esta materia. México es desde 1994 parte de Norteamérica y cuando digo que el país se centro americaniza, lo afirmo en función del lente a través del cual Washington nos ve: un país tan conflictivo e inestable como los centroamericanos. La designación de Johnson es una evidencia más de esto. Así las cosas, cabría preguntarse si México, en el terreno de la inseguridad, se distancia de dicha “centro americanización” y piensa con seriedad si sigue apuntando (parando, desde luego, a los criminales,) a un futuro de progreso, paz y desarrollo sostenible y a una correcta reintegración con América del Norte. De esto habrán de desprenderse los elementos que le permitan a México posicionarse frente al TMEC en 2026 y frente a sí mismo en lo que se refiere a la creciente violencia que tiene ya, a regiones enteras del país, en una franca degradación hacia el estado fallido.
Dícese de Josef Stalin que en una de sus reuniones mandó pedir una gallina. En cuanto se la trajeron la tomó del cogote con una mano y con la otra empezó a desplumarla (no se sabe en qué lado quedó la mano maltrecha). La gallina, desesperada por el dolor, intentó liberarse sin éxito. Stalin la tenía fuertemente sujetada. Al final, la gallina quedó por completo desplumada 06 de Agosto de 2017 Después de esto, se dirigió a sus ayudantes y les dijo: “Ahora queden atentos a lo que va a suceder”. Stalin puso a la gallina en el piso y empezó a caminar, al tiempo que le arrojaba granos de trigo. La gallina, adolorida y sangrante a más no poder, perseguía a Stalin e intentaba repetidamente agarrar su pantalón, mientras éste continuaba tirándole el trigo. El caso es que la gallina no paraba de perseguirlo. Ante la asombrada reacción de sus colaboradores, cuenta la anécdota, Stalin les dice: “Así de fácil se gobierna a los estúpidos. ¿Vieron cómo me persiguió la gallina? Así es la mayoría d...
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