La defensa es para tiempos de escasez,
el ataque para tiempos de abundancia.
Sun Tzu
El Partido Republicano (PR) está preocupado por el futuro. A esto se le llama
angustia de vivir fuera del jugoso presupuesto de la Casa Blanca en los
difíciles años políticos que están por venir en EU. La lucha por el poder en
Washington se pondrá más que candente e interesante ante la perspectiva de la
sucesión de Obama, un presidente que ciertamente ha hecho historia. Obama se
reeligió y el PR quedó malherido y descompuesto. El Tea Party apartó
salvajemente al partido de Lincoln del electorado y de la causa democrática tan
sufrida hoy en el país paladín de la causa de las reivindicaciones de John Stuart
Mill y de Thomas Paine, que hoy vive vacíos políticos de gran calado. Seguramente
a expensas del interés republicano por recuperar el poder presidencial, estos
sectores minoritarios pero dominantes del PR, siguen haciendo de las suyas y han
secuestrado las decisiones económicas y políticas más trascendentes (parar la
ley de control de armas de asalto por ejemplo y el "sequester"). Hoy
lo intentan de nuevo en política exterior y han querido aprovechar el viaje de
Obama a Israel para ganar un terreno que creen suyo. A raíz de este viaje se da
un realineamiento de las piezas de la geopolítica regional. EU refrenda a
Israel como su principal aliado en un momento nuevo para ambos. Tanto Obama
como Netanyahu son conscientes de que confrontan una correlación de fuerzas a
nivel interno desfavorable y poco tiempo para superar un equilibro regional
precario y peligroso para los planes de ambos. La pregunta relevante es,
¿cederá el presidente a las expresiones de Netanyahu en el sentido de atacar a
Irán y pulverizará con ello la estrategia diplomática del poder inteligente
concebida desde el comienzo de su mandato? Si así lo hiciera, ¿significaría
que, de haber concebido acabar con el paradigma unilateralista de Bush e
iniciar una nueva época multilateralista y transformadora de la imagen de EU en
el exterior, las presiones heredadas a Obama, lo hicieron recular?
Tanto el haber ganado la presidencia
significa ganancias como costos para Obama. Lo mismo ocurrirá con el PR. En el
sistema presidencialista de EU, estos dos poderes se confrontan
irreductiblemente cuando aquel partido que controla la Casa Blanca no lo hace
en el Congreso. No obstante ante una situación local como global de equilibrios
de poder precarios (Siria, Turquía, Jordania, África del Norte), de
inestabilidad política económica y de fragilidad económica y financiera global,
podríamos esperar más bien una tendencia hacia la mesura y la moderación en
algunas de las decisiones que habrán de tomarse, más aún si ya hubo un retiro
total de Irak y parcial de Afganistán. La exitosa mediación en el conflicto
entre Israel y Turquía que realizó Obama en su reciente viaje es una muestra de
que una nueva detente puede estar
ocurriendo en la región. Y de aquí podrían desprenderse varias hipótesis: 1) la
región seguirá como número uno en las prioridades de seguridad de EU, 2) Tel
Aviv y Washington, aceptan, a pesar de la retórica estridente del primero, que
volver al extremismo antidiplomático sería la reedición de una política que no
fue sostenible, 3) Aunque Obama no aceptará la provocadora propuesta de balance
nuclear sostenida por Kenneth Waltz ("Why Iran should have the bomb",
Foreign Afairs, julio-agosto, 2012), no lo vemos orquestando un ataque militar
directo contra Therán y reingresando al infierno de la guerra interminable y la
desestabilización regional por un capricho israelí. Ni el establecimiento
político ni presupuestario lo tolerarían. Menos aún los dos veteranos de
Vietnam que hoy encabezan el Pentágono (Hagel) y el Departamento de Estado
(Kerry), cuyas designaciones son claramente una señal en contrario. Ellos por
su experiencia y todos por alguna razón de la vida, sabemos que hay una ley de
la política, y la guerra es política, que indica que nunca es rentable entrar a
una guerra que no estás seguro de que podrás ganar.
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