* A mi padre, en sus 95 junios* Uno representa la restauración autoritaria y la manipulación mediática adornadas con “modernidad” salinista y un copete hoy rebajado; otro el populismo mesiánico de una izquierda decadente, autoritario y chantajista, aderezado de una retórica amorosa más bien cursi; y la candidata, la continuidad del programa fallido de la alternancia, con antecedentes grises como titular de cartera en dos ocasiones y que nos ofrece, entre otros gestos poco creíbles, ser diferente (sin que sepamos de qué) con un falso discurso de género que no acaba de cuajar. Es decir, aspirantes a estadistas de dudosa estatura. A la luz de lo anterior, los tres representan, grosso modo, un pasado de fracaso político histórico, todo lo cual lleva a preguntamos, ¿qué ha cambiado en la democracia mexicana como para creérnosla e ir a votar en su nombre este 1 de julio? Quizás estemos ante el México dinosáurico de siempre, enraizado como La Guadalupana en el alma nacional. ¡Todo un tr...

Investigador Titular en el CISAN-UNAM y profesor de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la FCPyS. Fue Profesor-Investigador visitante en el Lateinamerika-Institut de la Frei Universität, Berlin 2013-2015. Colaborador permanente en Deutsche Welle, Berlin. Realizó su Maestría en Sociología Política y el Doctorado en Relaciones Internacionales, por la London School of Economics and Political Science (LSE).