La presidenta Sheinbaum nos acaba de dar otra muestra más de la ausencia total de inteligencia política en la definición de su política exterior por manifestar su solidaridad con el dictador Nicolás Maduro, quien tomó el poder en Venezuela en forma ilegítima de nueva cuenta. Estos gestos no ayudan en nada a la causa mexicana en su búsqueda de equilibrios que favorezcan sus intereses nacionales. Lo mismo pasa con los envíos gratuitos de petróleo crudo a Cuba (hasta ahora no se ha informado si Cuba paga o no por esto) y el silencio presidencial frente a las atrocidades cometidas contra los derechos humanos de los nicaragüenses por el dúo Ortega Murillo o las intentonas regresivas de Evo Morales en Bolivia. Si Sheinbaum y la cancillería creen que esto no va a afectar las varias negociaciones que están pendientes con Washington, entonces no tienen ni idea de en dónde están parados ni de cuáles tendrían que ser los vectores que dominen la definición estratégica de una política exterior...

Investigador Titular en el CISAN-UNAM y profesor de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la FCPyS. Fue Profesor-Investigador visitante en el Lateinamerika-Institut de la Frei Universität, Berlin 2013-2015. Colaborador permanente en Deutsche Welle, Berlin. Realizó su Maestría en Sociología Política y el Doctorado en Relaciones Internacionales, por la London School of Economics and Political Science (LSE).