Una política exterior dogmática o ideologizada se niega al entendimiento de la profunda naturaleza de las transformaciones y se convierte en una política exterior pasiva e inefectiva para el logro de los intereses nacionales e, incluso, de la implementación de los principios que le son intrínsecos a cada Estado. Está visto que la política exterior del sexenio pasado fue aislacionista, chovinista, timorata y poco pragmática. Sólo hay que ver el zipizape que armó López Obrador al poner “en pausa” (término inédito en relaciones internacionales) la relación con España (junto con otros actos poco dignos de la política exterior mexicana), por el hecho de que España no atendió una exigencia de perdón por la Conquista, pedida por el Presidente. La flamante presidenta Sheinbaum no invitó al rey de España, y jefe de Estado de ese país hermano, y con esto parece darle continuidad a una política exterior que no sólo fue inexistente, sino que desprestigió a México frente al mundo. ¿Tendremos una co...

Investigador Titular en el CISAN-UNAM y profesor de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la FCPyS. Fue Profesor-Investigador visitante en el Lateinamerika-Institut de la Frei Universität, Berlin 2013-2015. Colaborador permanente en Deutsche Welle, Berlin. Realizó su Maestría en Sociología Política y el Doctorado en Relaciones Internacionales, por la London School of Economics and Political Science (LSE).