La jugada fue una de ajedrez, Putin, Irán y Hamás sabían del carácter irascible de Benjamin Netanyahu, de su debilidad interna, de las causas judiciales que se le siguen por corrupto, de su alianza política con la extrema derecha fundamentalista y de su alianza con Washington, quien hoy día arrastra los déficits políticos de Netanyahu y arriesga, con su apoyo al psicópata, nuevos atentados terroristas en territorio estadunidense. Así que el momento para provocar un sismo y fractura geopolítica era el 7 de octubre, día en que las brigadas de Ezedin Al Qasam, brazo armado de Hamás, atacaron brutalmente a varias comunidades israelís, matando a alrededor de 1400 vidas inocentes de niños, ancianos y adultos. También secuestró a más de 200 ciudadanos israelís, quienes ahora estarán ocultos en algunos de los bunkers del grupo terrorista, por supuesto, los que hayan sobrevivido a los bárbaros maltratos de Hamás y los desquiciados bombardeos israelís ordenados por Netanyahu y por su estado...

Investigador Titular en el CISAN-UNAM y profesor de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la FCPyS. Fue Profesor-Investigador visitante en el Lateinamerika-Institut de la Frei Universität, Berlin 2013-2015. Colaborador permanente en Deutsche Welle, Berlin. Realizó su Maestría en Sociología Política y el Doctorado en Relaciones Internacionales, por la London School of Economics and Political Science (LSE).