José Luis Valdés Ugalde 04/05/2014, en Excélsior El papado de Juan Pablo II (JPII) demostró que el jefe de ese micro Estado romano era el mayor movilizador de masas del globo. Se trató de una muy eminente figura de poder político, abrigada por la aureola de lo sagrado y cuya vigencia y relevancia es inalterable hoy. Su grey, aunque perturbada por diversos y graves escándalos, se mantuvo fiel a su jefe e institución. No obstante, desde su muerte y reemplazo por el hoy Papa emérito, y teólogo eminente, Joseph Ratzinger, la Iglesia católica entró en una de sus más intensas convulsiones modernas, debido a las cuales muy probablemente hubo de renunciar Benedicto XVI, cansado y presionado por todos lados, hecho por cierto inédito en la historia vaticana. El papa Francisco, como lo demostró en el reciente acto de canonización de Juan XXIII (JXXIII) y JPII, no ha sido la excepción de este poder de liderazgo, muy a pesar (o quizá debido a ello) del ...

Investigador Titular en el CISAN-UNAM y profesor de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la FCPyS. Fue Profesor-Investigador visitante en el Lateinamerika-Institut de la Frei Universität, Berlin 2013-2015. Colaborador permanente en Deutsche Welle, Berlin. Realizó su Maestría en Sociología Política y el Doctorado en Relaciones Internacionales, por la London School of Economics and Political Science (LSE).