Vivimos tiempos vandálicos en la política. Lo que sorprende más es que este vandalismo provenga del corazón mismo de los sistemas políticos. No siendo esto nuevo, sí es novedoso el hecho de que se esté haciendo de la manera en cómo lo estamos padeciendo. Si miramos el trumpismo y sus nefastas secuelas, concluimos que este vandalismo ha sido ejecutado y animado por actores políticos no democráticos, que se instalan en el poder con la idea de perpetuar un concepto arcaico de acción política, más cerca del barbarismo narrativo y práctico que de la civilidad política que demanda la democracia. El modelo que siguen, indistintamente de la ideología en cuestión, es autocrático. Es decir, autoritario y personalista y con enormes expectativas autoritarias y tiránicas: se trata de liderazgos que se valen de la democracia para, una vez en el poder, hacerla retroceder en el tiempo de la política moderna. Se trata de un vandalismo operado desde el poder del Estado, tal y como pudimos atestiguarlo c...

Investigador Titular en el CISAN-UNAM y profesor de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la FCPyS. Fue Profesor-Investigador visitante en el Lateinamerika-Institut de la Frei Universität, Berlin 2013-2015. Colaborador permanente en Deutsche Welle, Berlin. Realizó su Maestría en Sociología Política y el Doctorado en Relaciones Internacionales, por la London School of Economics and Political Science (LSE).