Hoy por hoy y no sorprendentemente ni por mucho tiempo, la cuestión coreana será el principal tema en las preocupaciones de Barack Obama. Más allá de las bravuconadas y la retórica belicista del presidente de Corea del Norte, Kim Jong-un, por cierto un gran aficionado a los videojuegos, al ratón Mickey y al Disney World de Tokio, hay varias razones de peso detrás de esta aventura militarista de Pyongyang, y desde las que subyace una preocupación central: la sobrevivencia del caduco régimen dinástico norcoreano. En primer lugar, mucho hay de previsible en estas acciones que se remontan a las primeras pruebas nucleares, tres en total, ordenadas por Kim Jong-un, la última de las cuales, no obstante, fue merecedora de una fuerte condena del Consejo de Seguridad de la ONU (incluida China su eterno aliado) que enojó aún más al régimen, de aquí el reciente escalamiento contra Corea del Sur. Esta previsibilidad se explica en parte porque se trata de una tradición heredada por su abuelo y...

Investigador Titular en el CISAN-UNAM y profesor de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la FCPyS. Fue Profesor-Investigador visitante en el Lateinamerika-Institut de la Frei Universität, Berlin 2013-2015. Colaborador permanente en Deutsche Welle, Berlin. Realizó su Maestría en Sociología Política y el Doctorado en Relaciones Internacionales, por la London School of Economics and Political Science (LSE).