Desde 2015, cuando Donald Trump anunciaba desde su torre fastuosa su intención de contender por la candidatura republicana a la presidencia, México ha sido usado sin reacción de Palacio Nacional, como su trapeador. Hoy, en el preámbulo de la campaña estadunidense de 2020, el magnate, que se llama a sí mismo “genio estable”, lo ha vuelto a hacer y vaticino que éste será su amarre para convencer a su base de que, a falta de otro enemigo, México es la amenaza a vencer, ya que con China no lo ha logrado. La debilidad originaria de Donald Trump y el aún más profundo resquebrajamiento que enfrenta su presidencia lo convierten en un sujeto muy peligroso. Sus aptitudes para la negociación son mínimas comparadas con su poder de coerción. Utiliza a quien se lo permite y lo demostró en 2016 cuando se impuso y logró que el gobierno de Enrique Peña Nieto lo invitara a Los Pinos, en el mayor fiasco que se conozca en la historia de la relación bilateral y de la diplomacia mexicana. A partir...

Investigador Titular en el CISAN-UNAM y profesor de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la FCPyS. Fue Profesor-Investigador visitante en el Lateinamerika-Institut de la Frei Universität, Berlin 2013-2015. Colaborador permanente en Deutsche Welle, Berlin. Realizó su Maestría en Sociología Política y el Doctorado en Relaciones Internacionales, por la London School of Economics and Political Science (LSE).