La caída de Pedro Castillo no se ha debido al hecho de que fuera un maestro rural desfavorecido por la clase alta peruana, por lo demás una de las más racistas del continente. Se debió a que era y es un político improvisado que llegó al poder de chiripa y con serios problemas de legitimidad. Sus limitaciones políticas no fueron obstáculo para que, en votación muy estrecha, los peruanos votaran por él y lo llevaran a la presidencia. No obstante, de principio a fin cometió pifias, la última de las cuales fue su decisión de disolver el Congreso y por entero los poderes de la república peruana, en lo que se ha considerado (salvo por AMLO, Petro, Arce y Fernández) como un flagrante autogolpe de Estado que provocó la crisis que estos días sufre el Perú, en estos momentos adentrándose al estado de emergencia y a la pérdida de vidas (17 hasta la escritura de este ensayo). A Castillo le faltó oficio de estadista en esa decisión contra el Congreso (o lo entramparon y drogaron como rocambole...

Investigador Titular en el CISAN-UNAM y profesor de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la FCPyS. Fue Profesor-Investigador visitante en el Lateinamerika-Institut de la Frei Universität, Berlin 2013-2015. Colaborador permanente en Deutsche Welle, Berlin. Realizó su Maestría en Sociología Política y el Doctorado en Relaciones Internacionales, por la London School of Economics and Political Science (LSE).