En su reciente visita a Israel, Marco Rubio, secretario de estado de Estados Unidos, refrendó su alianza con Benjamin Netanyahu, haciendo caso omiso del genocidio cometido contra la población palestina en la Franja de Gaza y de las crecientes demandas de la comunidad internacional por un alto el fuego. Según informó una de las principales cadenas de televisión israelíes el paso de Rubio por Israel daría un nuevo impulso al proyecto para reubicar miles de gazatíes en el exterior, algo que el gobierno israelí presenta como una “migración voluntaria”. Según esta versión es posible que el plan para transferir población gazatí a otros países se inicie en octubre. No ha trascendido que algún país del mundo haya aceptado la propuesta de recibir gazatíes, ya sean estos migrantes voluntarios o deportados. Durante los últimos meses distintas informaciones incluían a Etiopía, Indonesia, Libia, Uganda o Somalilandia como posibles destinos. Y todo esto para repartirse Gaza con el fin de cumplir un capricho delirante de Trump de construir sobre los cadáveres de los miles de muertos asesinados por Israel, la Riviera del Oriente Próximo, frente al Mediterráneo. La mezquindad que esto tiene es total
La radicalización de Trump hacia la extrema derecha a nivel doméstico, la cual incluye la censura a los medios ABC y CBS, pasa por dar su apoyo a un régimen genocida y racista como el israelí que al día de hoy lleva en su haber y responsabilidad el asesinato de 65 mil palestinos en Gaza y cientos de personas, principalmente niños, muertos por inanición. El plazo que Netanyahu impuso a los gazatíes en ciudad de Gaza para que desalojaran ya se cumplió hace unos días y se puede observar la diáspora de más medio millón de palestinos (algunos cálculos la cifran en 800 mil) que huyen del terror israelí y dan ya por perdidas sus propiedades inmobiliarias y otras. Los ataques del ejército israelí ya iniciaron y las consecuencias están siendo devastadoras para miles de familias gazatíes.
Mientras tanto la comunidad internacional observa impávida la tragedia. Por lo pronto (al menos), el cambio de postura de la Comisión Europea al lanzar a los estados miembros de la UE un plan para suspender partes del acuerdo comercial con Israel por su guerra contra Gaza, está obligando a los Estados miembros a posicionarse abierta y claramente sobre las vulneraciones de los derechos humanos en la Franja. Alemania e Italia son los dos grandes países claves para inclinar la balanza hacia uno u otro lado. Para que la propuesta aprobada por la Comisión Europea el miércoles pasado reciba la luz verde final necesita el voto favorable de al menos 55% de los Estados miembros (15 de 27) y que estos representen como mínimo el 65% de la población total de la UE. Es por ello que eso implica que al menos uno de los grandes que aún están dudosos, Italia y Alemania, vote a favor. Y Roma no se ha mostrado demasiado partidaria de la medida. Lo cierto es que el voto de Berlín resultará decisivo porque podría “movilizar a otros”, mencionan fuentes diplomáticas en el seno de la UE. Las medidas de castigo contra Israel que se discuten en la Comisión Europea, supondrían reinstaurar aranceles a productos israelíes por valor de unos 5,800 millones de euros (el 37% del total de las ventas de Israel a la UE), lo que derivaría en un costo extra de unos 227 millones de euros al año para los exportadores israelíes. Otras medidas que están en discusión son las sanciones de carácter más personal para vetar a dos ministros extremistas israelíes -el de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, y el de Finanzas, Bezalel Smotrich- y un grupo de colonos violentos y también extremistas. Pero para estas medidas de castigo se requiere unanimidad de los Veintisiete. Y Hungría ya ha dicho que no respaldará esas restricciones, por lo cual es difícil pensar que saldrán adelante.
En todo caso, se antojan como muy tardías estas medidas de un bloque tan importante como la UE. Dejaron que la sangre corriera en forma vasta y que el extremismo de Netanyahu y de Trump se apoderara de la narrativa y de la iniciativa en su ofensiva contra Hamas, que ya hacía tiempo que se había desbordado y expresado en forma desproporcionada. Habrá que ver cuáles serán los resultados del debate en la UE y en el encuentro venidero en la ONU con relación al reconocimiento del Estado Palestino, sobre lo cual ya se han pronunciado varios países europeos de importancia como Francia, Reino Unido, Alemania, Irlanda y España, entre otros. Cualquiera que sea el resultado, es de lamentar que la institucionalidad mundial (ONU) o la postura de los diferente gobiernos como el nuestro, no hayan estado a la altura de las circunstancias, algo que se cobrará cuando la historia dé su veredicto que muy bien puede ocurrir muy pronto.
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