Dícese de Josef Stalin que en una de sus reuniones mandó pedir una gallina. En cuanto se la trajeron la tomó del cogote con una mano y con la otra empezó a desplumarla (no se sabe en qué lado quedó la mano maltrecha). La gallina, desesperada por el dolor, intentó liberarse sin éxito. Stalin la tenía fuertemente sujetada. Al final, la gallina quedó por completo desplumada
06 de Agosto de 2017
Después de esto, se dirigió a sus ayudantes y les dijo: “Ahora queden atentos a lo que va a suceder”. Stalin puso a la gallina en el piso y empezó a caminar, al tiempo que le arrojaba granos de trigo. La gallina, adolorida y sangrante a más no poder, perseguía a Stalin e intentaba repetidamente agarrar su pantalón, mientras éste continuaba tirándole el trigo.
El caso es que la gallina no paraba de perseguirlo. Ante la asombrada reacción de sus colaboradores, cuenta la anécdota, Stalin les dice: “Así de fácil se gobierna a los estúpidos. ¿Vieron cómo me persiguió la gallina? Así es la mayoría de los pueblos: persiguen a su gobernantes y políticos, a pesar de la humillación y el dolor que aquellos les causan, a cambio de dádivas”.
Cierta o no, esta anécdota nos ilustra muy bien cómo ciertos políticos se las agencian para gobernar engatusando a sus ciudadanos. Más aún, se podría aplicar a muchos casos nacionales muy concretos.
No obstante, me gustaría referirme aquí al paralelismo que esta historia tiene con Trump, a quien el Newsweek acaba de llamarlo en su última portada, “niño flojo” (lazy boy) y lo retrata como un consumidor adicto a programas de TV y comida chatarra, y renuente a trabajar. Y se pregunta, ¿estará Trump aburrido de gobernar?, toda vez que, entre otras ligerezas, en medio año de mandato, se la ha pasado en el campo de golf 40 días.
Lo más destacable —aunque no el estilo sanguinario de Stalin— es el carácter tiránico del presidente Trump, quien ha sido infiltrado por los enemigos que tiene dentro del aparato de Estado, principalmente dentro de las agencias de seguridad a cuyos miembros ha enfurecido desde el despido, el 9 de mayo pasado, de James Comey como director del FBI.
Las más recientes filtraciones de las conversaciones que tuvo con Peña y el primer ministro de Australia, y publicadas en el Washington Post, desataron la furia del magnate, quien mandó al empequeñecido y humillado Jeff Sessions a anunciar, amenazante y bravucón, advertencias severas en contra de la prensa estadunidense, en el nombre de la defensa de la seguridad nacional.
En realidad, lo que destaca es lo siguiente: el problema no es la prensa, sino las muchas y ensañadas filtraciones sobre las interminables torpezas de Trump, que provienen desde dentro del aparato y que muestran cuan odiado es el Presidente entre múltiples sectores de la opinión pública (su popularidad sigue a la baja: 33%).
A la prensa la ha atacado en su tono burlón y agresivo desde el principio de su caótica campaña por el poder y con las nuevas amenazas, organizaciones de periodistas han acudido al Comité de Protección a Periodistas, quienes ven en esta avanzada autoritaria una amenaza contra la primera enmienda de la Constitución.
No es gratuito que a las tormentas provocadas por su ineptitud se orqueste una campaña en contra del presidente menos querido de la historia.
Como todos los déspotas narcisistas y atormentados, el niño malo de la Casa Blanca coincide en la forma y fondo con Stalin. Su discurso está lleno de notas humillantes contra sus interlocutores, sean éstos mujeres, minorías, contrincantes políticos, periodistas o jefes de Estado.
Y también, como todo buen narcisista que se cree superior a sus próximos, después de humillarlos, los adula o los trata de comprar.
Para entender esto, léase bien la transcripción de la conversación que Trump mantiene con Peña y con Turnbull para darse una idea de lo cerca que está llegando a un estado de sicosis delirante que ya había sido advertido por muchos actores, principalmente la Asociación Americana de Psiquiatría. Confiemos en que los tiempos de la gallina de Stalin no atrapen a Washington.
06 de Agosto de 2017
Después de esto, se dirigió a sus ayudantes y les dijo: “Ahora queden atentos a lo que va a suceder”. Stalin puso a la gallina en el piso y empezó a caminar, al tiempo que le arrojaba granos de trigo. La gallina, adolorida y sangrante a más no poder, perseguía a Stalin e intentaba repetidamente agarrar su pantalón, mientras éste continuaba tirándole el trigo.
El caso es que la gallina no paraba de perseguirlo. Ante la asombrada reacción de sus colaboradores, cuenta la anécdota, Stalin les dice: “Así de fácil se gobierna a los estúpidos. ¿Vieron cómo me persiguió la gallina? Así es la mayoría de los pueblos: persiguen a su gobernantes y políticos, a pesar de la humillación y el dolor que aquellos les causan, a cambio de dádivas”.
Cierta o no, esta anécdota nos ilustra muy bien cómo ciertos políticos se las agencian para gobernar engatusando a sus ciudadanos. Más aún, se podría aplicar a muchos casos nacionales muy concretos.
No obstante, me gustaría referirme aquí al paralelismo que esta historia tiene con Trump, a quien el Newsweek acaba de llamarlo en su última portada, “niño flojo” (lazy boy) y lo retrata como un consumidor adicto a programas de TV y comida chatarra, y renuente a trabajar. Y se pregunta, ¿estará Trump aburrido de gobernar?, toda vez que, entre otras ligerezas, en medio año de mandato, se la ha pasado en el campo de golf 40 días.
Lo más destacable —aunque no el estilo sanguinario de Stalin— es el carácter tiránico del presidente Trump, quien ha sido infiltrado por los enemigos que tiene dentro del aparato de Estado, principalmente dentro de las agencias de seguridad a cuyos miembros ha enfurecido desde el despido, el 9 de mayo pasado, de James Comey como director del FBI.
Las más recientes filtraciones de las conversaciones que tuvo con Peña y el primer ministro de Australia, y publicadas en el Washington Post, desataron la furia del magnate, quien mandó al empequeñecido y humillado Jeff Sessions a anunciar, amenazante y bravucón, advertencias severas en contra de la prensa estadunidense, en el nombre de la defensa de la seguridad nacional.
En realidad, lo que destaca es lo siguiente: el problema no es la prensa, sino las muchas y ensañadas filtraciones sobre las interminables torpezas de Trump, que provienen desde dentro del aparato y que muestran cuan odiado es el Presidente entre múltiples sectores de la opinión pública (su popularidad sigue a la baja: 33%).
A la prensa la ha atacado en su tono burlón y agresivo desde el principio de su caótica campaña por el poder y con las nuevas amenazas, organizaciones de periodistas han acudido al Comité de Protección a Periodistas, quienes ven en esta avanzada autoritaria una amenaza contra la primera enmienda de la Constitución.
No es gratuito que a las tormentas provocadas por su ineptitud se orqueste una campaña en contra del presidente menos querido de la historia.
Como todos los déspotas narcisistas y atormentados, el niño malo de la Casa Blanca coincide en la forma y fondo con Stalin. Su discurso está lleno de notas humillantes contra sus interlocutores, sean éstos mujeres, minorías, contrincantes políticos, periodistas o jefes de Estado.
Y también, como todo buen narcisista que se cree superior a sus próximos, después de humillarlos, los adula o los trata de comprar.
Para entender esto, léase bien la transcripción de la conversación que Trump mantiene con Peña y con Turnbull para darse una idea de lo cerca que está llegando a un estado de sicosis delirante que ya había sido advertido por muchos actores, principalmente la Asociación Americana de Psiquiatría. Confiemos en que los tiempos de la gallina de Stalin no atrapen a Washington.
APLIQUE LO DE LA GALLINA DE STALING A TODOS LOS LADRONES, RICACHONES, RED DE PEDÓFILOS, NARCOS DE LA IZQUIERDA SOCIALISTA, COMUNISTA DE ESA IDEOTOGIZACIÓN A LA CUAL PERTENECÍA EL SATÁNICO STALIN Y TAMBIEN APLÍQUESELO A LOS DEMÓCRATAS COMUNISTAS PEDÓFILOS DE EL ESRADO PROFUNDO DEL NOM. NUNCA HA HABIDO MEJOR PRESIDENTE E USA QUE EL PATRIOTA Y CRISTIANO DONALD TRUMP. DIOS LO BENDICE Y DIOS LE ENTREGARÁ UN SEGUNDO MANDATO DE LA MANO VOTANTE DE LOS CUERDOS, HONESTOS Y PATRIOTAS ESTADUNIDENSES. MUY A PESAR DE TODOS LOS PARÁSITOS DE LA PRENSA PAGADOS POR BILL GATES,GEORGE SOROS Y TODA SU CAMARILLA DE PEDÓFILOS.
ResponderEliminar