Con felicitaciones a
Juan Ramón de la Fuente,
amigo muy estimable
En diversas contribuciones he sostenido que la única forma en que EU verá alguna posibilidad de sobrepasar la crisis de poder que confronta en el mundo multipolar de hoy, es moverse hacia alianzas y acuerdos con aquellos actores que más amenazan esta legitimidad. Este es también el propósito de los principales aliados estadunidenses, e incluso de los que lo confrontan en el concierto global, como China. Tanto los aliados de EU como los que se le oponen, no pueden negar que aún no es tiempo de declarar esta como la era "pos-testadunidense", como lo ha sugerido Zakaria. Mientras ocurre lo peor para EU (su declive), todo mundo sabe que no está aún en la fase terminal de su ejercicio, hoy semi-hegemónico, de poderío internacional. En consecuencia, sigue siendo el momento de seguir jugando con base en las reglas que Washington ha dispuesto a fin de mantenerse a cargo de los eventos centrales que ocurren en el sistema internacional.
Todo
lo anterior lo parece demostrar el acuerdo nuclear, acotado a seis meses, alcanzado
con Irán en las negociaciones de Ginebra el 24 de noviembre y al respecto del cual, sólo Israel se
mantiene en contra. El llamado Grupo P5+1,
compuesto por EU, Gran Bretaña, Francia, China, Rusia y Alemania, coincidieron en
la necesidad de llegar a una solución diplomática sobre un asunto delicado que
podría amenazar la paz en la región, todo lo cual apoya incluso Arabia Saudita
muy a pesar de su desconfianza y sus recelos acerca de la inmersión de un Irán
fuerte en la escena regional. Es decir, ante una crisis a la seguridad y paz
regionales, después de muchos años de sanciones contra Teherán, se actúa con
los instrumentos de la diplomacia internacional y se descoloca a los halcones
en Washington que continúan empecinados en seguir los rumbos de la intransigencia
de Netanyahu, quien ha descalificado el acuerdo, como un "error histórico"
y ya ha enviado una delegación de alto nivel a EU para contrarrestarlo.
Este
acuerdo abre una ventana de oportunidad, que pone a todas las partes bajo
observación con miras a su ratificación en el largo plazo, toda vez que las
mismas respondan con resultados al compromiso asumido. El acuerdo obliga a Irán
a congelar partes de su programa nuclear y a reducir operaciones en otras
facetas del mismo. De acuerdo al boletín de científicos atómicos, esto implica
que podrá conservar "los centrífugadores en uso, pero no puede instalar
ninguno nuevo que no lo esté". Esto significa que no podrá enriquecer su
combustible nuclear "por encima del 5% del uranio 235, que es el nivel
generalmente aceptable en el mercado de las plantas de energía nuclear".
En correspondencia los miembros del P5+1
convinieron en levantar parcialmente las sanciones económicas a Irán, lo cual
equivale a darle un respiro de 7 billones de dólares y de pasada terminar con
su aislamiento internacional que le ha generado altos costos en todos los
frentes, incluido el interno. De acuerdo a George Perkovich, Director del
Programa de Política Nuclear del Carnegie Endowment for International Peace, Teherán
logra, además, un triunfo político que le permite salvar cara afuera y adentro
de Irán; le resuelve además, "una necesidad político-psicológica"; y de pasada le
dice al mundo que estuvo y está en capacidad de enriquecer uranio, pero también
de acordar pacíficamente los términos para auto-contenerse y asumir el
compromiso de no producir la bomba. Al menos estos son los términos en que lo
plantean en su intercambio epistolar, el presidente Rouhani y el líder supremo
iraní, Ayatollah Khamenei. De acuerdo al primero, "los derechos nucleares
del pueblo iraní fueron reconocidos por las potencias, así como la inutilidad
de las sanciones, todo lo cual impulsará la paz, el progreso global y el
principio de ganar ganar'". Esta misiva es respondida por la felicitación
de Khamenei: "este logro puede ser la base de futuras medidas
inteligentes". Si Obama requería de algo que lo sacara del agujero de
credibilidad en que se encuentra, Teherán ha aceptado dárselo y en esta medida,
ofrecerle a su estrategia de política inteligente una invaluable nueva oportunidad.
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