En Gaza se está cometiendo un asesinato colectivo y el mundo entero observa impávido cómo esto ocurre. Las escena de miles de niños, mujeres y hombres muriendo de inanición y de los ataques crueles que el ejército israelí comete contra los civiles gazaties, estremecen hasta las lágrimas a cualquier observador con un mínimo de sensibilidad. Los dos principales responsables de este genocidio y limpieza étnica son Benjamin Netanyahu, primer Ministro israelí y el presidente Donald Trump que ha acatado (como si el actor subordinado fuera él) cada uno de los salvajes movimientos de Israel en contra de la población civil inocente, que tienen como objetivo (incluido el último plan de ocupación) la toma de todo el territorio, el desalojo de la ciudad de Gaza y el hacinamiento de todos los gazaties, váyase usted a saber en dónde podrá ser. Para, eventualmente, fundar la “Riviera del Medio Oriente”, proyecto que Trump trae entre manos desde hace meses y que lo tiene obsesionado con desplantes delirantes que superan la comprensión racional de los actores involucrados y del público atento.
Entre los últimos acontecimientos alarmantes protagonizados por Israel, hace dos semanas presenciamos el ataque israelí en contra del hospital Nasser, el último que funciona en el sur de la franja de Gaza. Este ataque provocó 20 muertes, entre los cuales se encontraban 5 periodistas de medios internacionales, como NBC, Reuters, Al Jazeera y The Associated Press. El ataque fue cometido en dos partes y es conocido que los cinco periodistas eran distinguibles en las afueras del hospital y a pesar de eso se continuó con el ataque, que se ejecutó, como se ha dicho, en dos fatídicas partes. Con este nueva arremetida en contra de civiles inocentes (todos los días hay un ataque israelí en contra de civiles en Gaza), Israel perpetraba en el enésimo de enésimos atentados contra la integridad humana y el derecho a la vida, violando el derecho internacional y convirtiendo a la franja en una intolerable carnicería. Hasta ahora, han muerto 240 periodistas en la Franja según el recuento del Sindicato de Periodistas Palestinos.La violación a los derechos humanos en Gaza por parte de Israel con la complicidad de Washington, ha sido central para entender porque Netanyahu ejerce su poder sin ningún tipo de límites e impunemente cobijado por un gabinete cómplice de ultraderecha que está dispuesto a salvarle la cara a Netanyahu y su enorme corrupción de la cual se ha querido proteger bombardeando y hambreando a Gaza como no lo había hecho ninguna autoridad israelí nunca.antes. Israel con Netanyahu al frente se encuentra en la mira de todo el mundo. España ya propuso ante la UE el distanciamiento comercial y la suspensión del acuerdo ad hoc que los países de la Unión tienen con Israel. Esto no ha logrado el consenso de los 27 miembros, pero lo importante es que ya está sobre la mesa. Por lo pronto, Bélgica se ha unido a la lista de países que reconocerían al Estado Palestino siempre y cuando Hamás se desmilitarice, deponga las armas y regrese a los rehenes israelíes (vivos y muertos) aún en manos de la organización terrorista. Esta es también la posición de Inglaterra y algunos otros países europeos de importancia y estará a debate en la Asamblea General de la ONU a realizarse en pocos días.
Desde el 7 de octubre de 2023 en que comandos armados de Hamás atacaron a civiles israelíes, matando a sangre fría a más de mil, Israel se ha abocado a un plan de destrucción sistemática de la franja de Gaza bastión del ala militar de Hamás, a la que llaman “zona de combate peligrosa”. Y lo ha logrado con éxito: más de 65 mil gazatíes muertos, más de 200 personas, principalmente niños, muertos de inanición y todo el complejo urbano de Gaza derruido son los rastros de la ruindad de Netanyahu en su guerra contra Hamás. El pueblo palestino inocente lo ha sufrido en carne propia en proporción de holocausto. El motivo de mayor preocupación yace en los planes de ocupación de Gaza por Israel, con Trump jugando el papel de empresario inmobiliario, y en lo mucho que esto impactará los derechos humanos de los gazatíes que hoy sufren la peor etapa del conflicto árabe-israelí.
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