Ir al contenido principal

Entradas

Trump, the comeback kid

El expresidente Donald Trump arrasó en las elecciones del 5 de noviembre en Estados Unido frente a la demócrata Kamala Harris, y volvió, con una cascada de mayorías en prácticamente todos los frentes, incluido el voto popular, a la presidencia de EU para hacer lo que le dé la gana. Trump siempre ha sido un ganador perverso que utiliza sus triunfos para implementar políticas duras y agresivas en contra de aquellos que él considera sus enemigos. Su mundo es el del blanco y negro y el del nosotros contra ellos. Su lema es supremacista y sus formas y fondos políticas son esencialmente autoritarios. Su partido, el Republicano, se ha dedicado a promover y apoyar la Gran Mentira por años, a apoyar la insurrección y a difundir locas teorías conspiracionistas que han envuelto a la gente al máximo y logrado con esto un cambio en el paradigma cultural, que fue evocado, para beneficio de Trump, por una gran mayoría de votantes estadunidenses. Todo esto en contra de una opinión pública universall,
Entradas recientes

Trump y el fascismo

 La tendencia sadista es el deseo de hacer a otros sufrir o verlos sufrir. Este sufrimiento más frecuentemente es sufrimiento mental. Su objetivo es dañar, humillar, avergonzar a otros, o verlos en situaciones embarazosas y humillantes […] El sádico necesita de la persona sobre la cual domina Y la necesita imprescindiblemente, puesto que sus propios sentimientos de fuerza se arraigan en el hecho de que él es el dominador de alguien Erich Fromm El miedo a la libertad Son muchos los rasgos que asemejan a Donald Trump con el liderazgo narcisista que identifican al líder fascista, según Erich Fromm en su gran ensayo, “El miedo a la libertad”, que se abocó, entre otras cosas, al análisis del autoritarismo, y, en particular de Hitler; este líder narcisista y también carismático degrada a sus públicos diciéndoles que son basura y que solo él en su liderazgo mesiánico, los puede convertir en personas dignas de ser consideradas tales -aunque degradadas. Más aún, este liderazgo les da sustancia

Los grandes pendientes de Biden

 La violencia del crimen organizado en la relación bilateral amenaza con salirse de las manos (si no es que ya se salió) y atentar contra la seguridad nacional de Estados Unidos y México (algo en lo que Washington ha puesto mucho énfasis) poniendo en riesgo la agenda de seguridad de ambas naciones. El presidente Joe Biden confronta varios quiebres geopolíticos en diversas regiones del mundo. Cada tema alude a una o varias regiones, o cada región es en sí misma un gran tema. En Gaza y en Ucrania, por lo pronto, se juega el pellejo político, debido a las guerras y hasta el momento ha intentado, con éxito relativo, contener a Benjamin Netanyahu y a Vladimir Putin. Ambos conflictos le han pasado la factura a Biden a nivel de la política interna en un momento en que el presidente tiene a Kamala Harris jugándose la Presidencia frente a Donald Trump. Las protestas internas, esencialmente de estudiantes graduados en más de 30 universidades en la Unión Americana y de sectores de población musul

La presidenta Sheinbaum y el sistema internacional

Una política exterior dogmática o ideologizada se niega al entendimiento de la profunda naturaleza de las transformaciones y se convierte en una política exterior pasiva e inefectiva para el logro de los intereses nacionales e, incluso, de la implementación de los principios que le son intrínsecos a cada Estado. Está visto que la política exterior del sexenio pasado fue aislacionista, chovinista, timorata y poco pragmática. Sólo hay que ver el zipizape que armó López Obrador al poner “en pausa” (término inédito en relaciones internacionales) la relación con España (junto con otros actos poco dignos de la política exterior mexicana), por el hecho de que España no atendió una exigencia de perdón por la Conquista, pedida por el Presidente. La flamante presidenta Sheinbaum no invitó al rey de España, y jefe de Estado de ese país hermano, y con esto parece darle continuidad a una política exterior que no sólo fue inexistente, sino que desprestigió a México frente al mundo. ¿Tendremos una co

La pausa y el precipicio

Estados Unidos ha manifestado reiteradamente su preocupación por la reforma judicial y afirmó que ésta afectará la independencia del Poder Judicial y eventualmente pondría en riesgo el tratado trilateral. Hay pausas que matan y esa bien puede ser la que decretó el presidente mexicano en días pasados, a raíz del pronunciamiento del Departamento de Estado, en la voz del embajador Ken Salazar, a propósito de la reforma judicial que ha impulsado López Obrador. Estados Unidos ha manifestado reiteradamente su preocupación por la reforma judicial y afirmó (aunque Salazar, siempre salamero, lo haya matizado después) que ésta afectará la independencia del Poder Judicial y eventualmente pondría en riesgo el tratado trilateral –TMEC–- que México firmó con Estados Unidos y Canadá. Junto a esta postura están los posicionamientos de varios medios de prensa como The Economist, The Washington Post, Financial Times, el New York Times, y un número importante de congresistas estadunidenses interesados en

El ascenso de Kamala

 Hace cuatro semanas, el presidente Joe Biden renunció a seguir compitiendo por la reelección. Gran decisión que reanimó a su público. Después vino Kamala Harris y el Partido Demócrata despertó y se colmó de un entusiasmo que no se había visto desde Barack Obama y que se reflejó en la Convención Demócrata que se llevó a cabo del lunes al martes pasados. Un sentimiento de unidad chovinista ha cubierto todos los acontecimientos recientes organizados alrededor de Kamala Harris y su compañero de fórmula, Tim Walz, gobernador de Minnesota. Nada es igual ya de cuando Biden aún gateaba su candidatura reeleccionista. En la narrativa de Harris ha prevalecido un tono nacionalista que sólo se diferencia del trumpista en el énfasis excluyente que el último le ha impreso a su discurso desde que se convirtió en celebridad de la farándula republicana. En todo caso, el reto para Harris es mayúsculo. Saltar desde la vicepresidencia como una desconocida para el común de los estadunidenses, requerirá la

El chavismo sin futuro

Es probable que el chavismo en Venezuela haya sido ya herido de muerte a partir de las pasadas elecciones (hay que notar que las estatuas de Hugo Chávez han empezado a ser derrumbadas por los manifestantes en contra del régimen, todo un hecho simbólicamente notable). Las elecciones en Venezuela han arrojado un sinfín de dudas y producido protestas crecientes que amenazan con incendiar ese país, si es que no está incendiado ya. El régimen y el órgano electoral que controla, el Consejo Nacional Electoral (CNE), anunciaron sin mostrar prueba alguna, un triunfo de Maduro con 51.9% contra 43.1% de Edmundo González Urrutia, candidato de la oposición. María Corina Machado, líder de la oposición e inhabilitada arbitrariamente por el chavismo, afirma tener más de 80% de las actas, cuyos resultados darían 67% a González Urrutia, o siete millones de votos y 30% a Maduro, o tres millones de votos. Una gran diferencia que hoy tiene a una gran mayoría de actores internacionales, encabezados por Esta