Trump va por todo en su estrategia de política exterior. Como en los tiempos de Theodore Roosevelt el mundo se le presenta a su antojo. Pretende el dominio total del acontecer global. Y por lo visto, la práctica, antes que la estrategia, lo muestra en plenitud. Washington se prepara para ejercer un nuevo sistema de control que le permita dominar las diferentes regiones del mundo. La estrategia de seguridad nacional (ESN) que publicó la Casa Blanca en días pasados establece con toda claridad este planteamiento. Estados Unidos utiliza el poder económico, incluidas amenazas de fuertes aranceles para imponerse. Además, ya no se descarta el empleo de la fuerza militar para lograr su cometido, incluso contra aliados. El documento evidencia el espíritu de la máxima expresada por el gobierno de Trump: Estados Unidos primero. Trump defiende una visión distópica del mundo en la cual el orden internacional liberal es reemplazado por una sucia forma de llegar a acuerdos basados únicamente en la fu...
Todos los intentos que Trump ha emprendido para conseguir la paz en dos zonas primordiales, Medio Oriente y Ucrania, han sido infructuosos o al menos malogrados, o incluso mal intencionados. El acuerdo de paz entre Hamás e Israel ha sido un fracaso en la Franja de Gaza. Si Estados Unidos no tiene el poder de contener las ínfulas expansionistas, militaristas e intervencionistas de Netanyahu, el acuerdo no será posible. Tal es el caso si observamos la cantidad de muertos que han causado los bombardeos de Israel desde que se firmó el acuerdo el 8 de octubre pasado. Y no se diga el incumplimiento de Hamás con el desarme que se estipuló en el acuerdo y la continuidad de sus desplazamientos en la Franja que han servido como justificaciones de Israel para atacar, de nuevo, a la población inocente de Gaza. Ambos actores han sido profundamente irresponsables y todavía más lo han sido aquellos aliados, como Estados Unidos, que han sido incapaces de contenerlos. Y mientras tanto Trump hace alarde...